viernes, noviembre 8

¿Entre la espada y la pared?

«No soy un optimista sino un gran creyente en la esperanza».

Nelson Mandela

Quién no sabe, entiende o comprende que estar entre la espada y la pared es cuando existe una situación difícil y comprometida, cual espada de Damocles, seguro lo diría algún filósofo, frente al actual escenario electoral venezolano, donde gobierno y oposición pujan de lado y lado buscando, los primeros, eliminar cualquier eventual peligro que los saque del poder por no tener a las mayorías que votaban por ellos y, los segundos, a quienes les sobra gente con ganas de votar, están esforzados en no descuidar el trabajo para que las reglas de los acuerdos de Barbados sean respetados y no terminen siendo letra muerta.

Nada fácil, pero no imposible en seguir avanzando observamos que en las fuerzas democráticas saben bien que la tarea es insistir, perseverar y reiterar que el único camino es la ruta electoral, donde la propia delegación negociadora, la Plataforma Unitaria Democrática y la candidata María Corina Machado, electa abrumadoramente el 22 de octubre de 2023, están en esa dirección y no en aventuras, tramas ni en caminos distintos al electoral según lo afirmó este lunes el dirigente Gerardo Blay al término del encuentro con sus pares oficialistas, donde discuten la conformación del cronograma electoral para la elección del nuevo período constitucional de la Presidencia de la República.

Ganar tiempo, oxigenarse y agarrar fuerza ha sido siempre la estrategia del oficialismo que busca cualquier pretexto para que el muy tropical sol venezolano no siga quemándoles la espalda, crezca y persista la incomodidad electoral que hoy les preocupa. Saben, conocen y entienden que el respeto a las reglas del juego democrático no les es posible asumirlo en su máxima expresión, cuando, por ejemplo, condiciones electorales mínimas deberían existir para todo aquel aspirante a la Primera Magistratura del país, entre ellos, habilitar a los «sancionados» en sus derechos políticos a elegir y a ser electos como es el caso de María Corina Machado.

Sin embargo, a mi modo de ver las excusas, posiciones y posturas de sus principales voceros no creo que al chavismo lo lleve a transigir, doblegarse o someter su posición en este punto de la discusión. El desamor oficialista en relación con María Corina Machado es, digamos, un punto de honor de vieja data sin vueltas atrás. Allí la tolerancia humana fracasó. La posibilidad que sea ella quien los desplace del escenario político en 2024 con efectos seguros el año siguiente en gobernaciones, alcaldías y Asamblea Nacional les es inaceptable.

Sería quizá un hecho tan trascendente o mayor, muy superior, a la oportunidad arrolladora cuando Hugo Chávez Frías ganó y llevó a su mínima expresión, casi a la desaparición, a AD, Copei y a otros partidos políticos. Por eso es válido y comprensible que no acepten el que sea ella quien saque a Venezuela, a sus hijos, de la tragedia donde nos metió la Revolución Bonita que llegó a 25 años en el poder con un balance desolador. Uno de ellos, tener a millones de padres, hijos, hermanos, familiares, amigos o conocidos viviendo en cualquier rincón del mundo. Ninguna organización de poder se autoflagela o se hace el «harakiri».

Asimismo pelear, confrontar y crear pugnas dentro y fuera del país es otra manera de distraer a la población del interés de cambio de gobierno que supera los límites de sus posibilidades de ganar en igualdad de condiciones. Lo contrario no abrigaría temor alguno en ser ratificados, pero no es el escenario actual por los errores, desgaste y el desencanto electoral de la población que incluye a muchos que han sido sus seguidores.

Está vez no se trata de un referéndum consultivo por El Esequibo, cuando, según el CNE, más de «diez millones de electores» sufragaron pero los ojos del mundo y del país no fue eso lo que vieron en los centros de votación. La verdad es que carecen del pueblo que alguna vez tuvieron. Sabemos que el gobierno tiene peleas casadas en varios frentes. Expulsó a agregados y cerró la oficina de la ONU encargada de la protección de los derechos humanos. A la administración de Joe Biden la fustiga y acusa de alentar a grupos terroristas que quieren tumbar al gobierno.

La detención de personas, figuras y líderes opositoras ha alarmado al país y ha provocado el pronunciamiento de gobiernos e instituciones, sobre lo que Gerardo Blyde aseguró que “ese escalamiento no solo ha continuado, sino que no desescaló. Hemos denunciado ante los representantes de Noruega todas esas violaciones al acuerdo de Barbados. Nosotros no nos hemos levantado de la mesa de negociación. Es la contraparte la que se ha levantado. Ustedes lo han visto. Nosotros seguimos trabajando”, dijo.

En tanto, Carlos Blanco, estratega de María Corina Machado en declaraciones a El País de España dijo que «estamos en presencia de la concreción de las peores pesadillas que pudiéramos haber abrigado sobre el destino y la evolución del régimen de Maduro. Su gobierno está en una situación muy complicada, pero esa circunstancia ha hecho que se expanda la represión”.

Por lo pronto el ánimo del venezolano sigue sin agotarse, disminuir o debilitarse. Expresiones de cambio suben de tono en cualquier escenario. La esperanza crece en la gente por elegir a una candidata o candidato para salir de la actual pesadilla. El miedo, distracción o avivar la indiferencia que ha buscado sembrar desesperanza en la gente, no ha dado el resultado esperado.

«Estar entre la espada y la pared es una frase que se suele escuchar muy habitualmente cuando alguien tiene que decidirse por una cosa o por otra. Normalmente opuestas, donde no hay ningún tipo de escapatoria ni manera de evitar el conflicto. Hay que elegir sí o sí y seguramente en esa elección algo o alguien va a quedar fuera». Por eso la pregunta es ¿Quién está entre la espada y la pared?.
¡Amanecerá y Veremos!.

 

Por José Aranguibel Carrasco/Caricatura: Feyo