«La unidad, para ser real, debe soportar
la mayor de las tensiones sin romperse».
Mahatma Gandhi
Unidad y sectarismo son dos términos políticos tan distintos como lo son el agua y el aceite que no se toleran. Sabemos que no se mezclan el uno con el otro. No son permeables. En la política venezolana siempre hemos escuchado críticas de que el sectarismo ha hecho mucho daño en la construcción de la unidad verdadera.
Eso es cierto. La unidad política debería propiciar la convivencia, entendimiento, solidaridad, cooperación y la armonía. Además, agregaría, seriedad, tolerancia, respeto, constancia, permanencia y franqueza, pero hoy igual que en años anteriores, el sectarismo no ha sido superado. Sería hipócrita decir lo contrario. Lo estamos viendo en la actual campaña electoral.
Esa conducta de expresar de la boca hacia afuera lo exteriorizan algunos que parecieran no sopesar el daño. Existe en cualquier grupo político. La conexión entre cerebro, corazón y lengua no funciona. Es una verdad a voces que este elemento distractivo, pernicioso y egoísta del sectarismo arraigado, puede, si no es frenado a tiempo, originar el fracaso de la esperanza de cientos de miles de venezolanos, militantes o no de organizaciones políticas.
Ningún venezolano alegre, entusiasmado y esperanzado desea ser víctima de otra frustración o fracaso. Dicen que existen pasiones que matan. Esta es literalmente una de ellas. Hay quienes no quieren, no desean o no entienden, pero son muy conscientes y saben disimularlo muy bien, que la prioridad es construir, fortalecer y proteger la unidad. Sin embargo lo que vemos es que no le asignan el valor que merece y requiere.
En algunos partidos que integran la Plataforma Unitaria Democrática, PUD, observan cautelosos esas conductas. Ya algunos han hecho pública esa preocupación y han sugerido que esa instancia debe actuar y poner orden. Consideran que estamos a destiempo o fuera de orden para elaborar ecuaciones mentales de escenarios regionales «posibles» que primero están sujetos a los resultados del 28 de julio.
Nadie niega, desconoce o ignora que la ganadora de las Primarias del 22 de octubre pasado fue María Corina Machado, cuando obtuvo 2 millones 253 mil 825 votos que significaron el 92, 3 por ciento de los sufragios. Un triunfo abrumador, evidente y reconocido dentro y fuera del país, pero el gobierno presuroso puso en marcha su perversa maquinaria represiva, desempolvó su expediente y ratificó su inhabilitación cuando comenzaba el 2024.
Eso, pareciera que ella misma no lo entiende. Lo percibe mucha gente. Aún creo que sigue en shock. Su rol dejó de ser el de candidata a Miraflores. Tampoco lo asimila la estructura de dirección de Vente Venezuela a decir de un audio atribuido al responsable de esa organización en el estado Miranda, Luis Guillermo Istúriz. También otro más reciente del coordinador de Vente Venezuela en el estado Zulia, Gustavo Ruíz.
En lo que expresa su tono de voz, dirían los amantes del fútbol, él está jugando en posición adelantada. Lo cierto es que ambas revelaciones que corrieron como pólvora a través de las redes sociales, no ayudan, contribuyen o favorecen a mantener un mejor clima de distensión. Según la Real Academia de la Lengua el sectarismo es «fanatismo e intransigencia en la defensa de una idea o una ideología».
Es «intransigencia, intolerancia, radicalismo» nacida de una «relación sectaria en la que una persona induce intencionalmente a otra a volverse total o casi totalmente dependientes de ella, respecto de casi todas las decisiones importantes de la vida e inculca en esos seguidores, la creencia de que ella posee algún talento, don o conocimiento especial”.
No obstante, consideremos que no es momento de mesianismos, iluminados ni de divinidades sino de seguir apuntalando, afianzando e impulsando la candidatura de Edmundo González Urrutia, inscrito ante el CNE en las tarjetas de la Unidad,–la de la manito–, UNT y del MPV. Que la gente sepa, conozca e identifique su rostro es prioritario, cuando cada elector abra el tarjetón electrónico el 28 de julio.
Hasta ahora la PUD y el propio candidato Edmundo González Urrutia no han fijado una posición oficial y colectiva en cuanto a la conformación e integración de los comandos de campaña nacional, regionales y municipales. No es un secreto que el anuncio de María Corina Machado, cuando designó a Magaly Meda jefa del comando de campaña nacional, no ha agradado.
No se entiende que Magaly Meda formando parte de un grupo de dirigentes de Vente Venezuela perseguidos por el gobierno y que buscaron refugio en la Embajada de Argentina en Caracas, ¿pueda o de qué manera? dirigir tras los muros de esa representación diplomática, la nada fácil conducción del comando nacional de campaña, sabido el seguimiento físico y electrónico que debe tener ocupada a la policía política del gobierno.
No entender eso es caerse a embustes. Si de algo está cansado el venezolano es a oír más mentiras. Además, en eso de engaños «maracucho pendejo se muere chiquito». Lo digo porque no es cierto que en la última visita de María Corina Machado al Zulia, su reunión con el gobernador Rosales Guerrero no fue posible, porque a la líder de Vente Venezuela su agenda se le complicó.
La reunión coordinada por enlaces de lado y lado estuvo pautada, en principio, para realizarse en el Palacio de Gobierno o en la Residencia Oficial. Donde a la invitada más le gustara. Luego la señal del lado de la dirigente femenina la cambiaron, alegándose que el Gobernador del Zulia era quien debía trasladarse hasta el hotel donde ella estaba hospedada.
Hasta allí todo marchaba según el protocolo. En otro intento, desde el gobierno regional reiteraron la convocatoria a la reunión. Sin embargo, por aquello que al mal tiempo buena cara, una nota de prensa excusó por «razones de agenda» y de elegancia protocolar, algún capricho o antojo de última hora que no hizo posible el encuentro de ambos dirigentes opositores.
Rosales Guerrero sabe que en política también «al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica». Lucas 6:29. «Dar la otra mejilla es una frase de Jesús, mencionada en los evangelios de Lucas y de Mateo. Esta constituye la enseñanza de no responder al mal con otro mal». ¡Amanecerá y Veremos!
Por José Aranguibel Carrasco