martes, noviembre 5

Una luz para la barbarie de Haití

Sometidas a terribles pandillas la pequeña e histórica isla de Haití la tierra del gran Petion  el primero en respaldar los principios de la declaración de los derechos del hombre y de la igualdad social  vive quizás un momento de grandes expectativas por salir de ese drama de sufrimiento.

Y recibe un rayo de luz y de esperanza a través de fuerzas externas muy lejos del continente americano, fuerzas militares de Kenya, supervisadas por las Naciones Unidas, que están ayudando a contener a las pandillas y recobrar la seguridad en la afectada isla caribeña.

Un contingente de 400 soldados kenianos llegó al aeropuerto Taussaint Louverture de Puerto Príncipe para apoyar a la Policía Nacional de Haití y se espera la llegada de 2 mil 500 efectivos y se sumen más tropas de Jamaica y frenar la violencia que ha provocado miles de víctimas y desplazados y buscar encausar al país por los senderos de la democracia.

Haití vive bajo el yugo del terror de las armas, el narcotráfico, la extorsión y de todo lo que significan esos grupos al margen de la ley que imponen sus reglas a ciudadanos indefensos.

Desde el magnicidio del presidente Jovenel Moisés en 2021 la situación de esta isla del caribe es cada día peor. El primer ministro de Haití, Ariel Henry anunció su renuncia en medio de una escalada de violencia sin precedentes.

Es tan grave la situación de inestabilidad que ha impedido el regreso del mismo primer ministro Henry varado en Puerto Rico tras un viaje a Kenya.

Un informe publicado por las Naciones Unidas durante el segundo trimestre de este año al menos mil 379 personas fueron víctimas de la violencia de las bandas armadas de Haití elevando a casi 3 mil 900 las víctimas.

Según un informe de la ONU se señala un aumento de la violencia sexual y de género contra mujeres y niñas, que sufren los ataques de grupo de jóvenes armados “y tras ser violadas, algunas de ellas morían tiroteadas”.

Además, según el mismo informe “niños sospechosos de haber cometido delitos menores fueron linchados por miembros de la misma comunidad, de modo que no solo son las bandas, sino también los grupos de autodefensas de las mismas comunidades que utilizan cada vez más a los niños para cometer actividades delictivas” reveló la ONU.

 

Por Ángel Montiel