jueves, noviembre 21

Un transatlántico llamado la unidad

Recientemente, tuve la oportunidad de ver un hermoso documental de lo que fue ese extraordinario transatlántico que terminó increíblemente en unas de las tragedias marítimas más mencionadas e investigadas del mundo.

Probablemente con esa magia que envolvía a un indestructible, a un gigante de lujo, y un bello transporte que también a muchos llevaba al continente de la esperanza, ciertamente uno se pregunta: ¿Qué tal si la historia del Titanic, hubiese dado un giro diferente?

Por ejemplo, ¿si el capitán Smith hubiese oído las señales de alerta, que se le hicieron llegar para que supiese que iba a alta velocidad, que el mar estaba lleno de gigantes icebergs, y que la ruta estaba con temperaturas de congelamiento, o que en el mástil de vista hubiese unos binoculares.

Estoy segura de que muchos nos preguntamos, ¿Cómo sería la historia de aquellos personajes que venían al nuevo mundo? A lo mejor, muchos de nuestra generación hubiesen podido conocer y tener la aventura de poder disfrutar la travesía en tan hermosa nave. Incógnitas de ayer que presagian un futuro diferente.

Esto me lleva a considerar y transpolar desde aquella realidad del Titanic, a este contexto, de este maravilloso transatlántico que se llama Unidad y que emerge en la firme esperanza de un país que quiere transitar por nuevos horizontes, conquistar nuevos mundos, cargados de nuevas ideas y abrazar el encuentro de unos con otros, y abrir las puertas de esa libertad ansiada, para que muchos también vuelvan al país que un día tuvieron que dejar.

Tenemos un transatlántico que es conducido en aguas de temerarios icebergs que indudablemente van alertando la dificultad de un camino, que sólo la perspectiva, con una visión, puede prever más allá de las propias fuerzas, una travesía exitosa.

Somos ahorita ese hermoso transatlántico llamando Unidad, que todos abordamos cargados con nuestras propias esperanzas; una Venezuela diferente, reconstruida y reconciliada con su destino.

Quiero pensar que ese gran Transatlántico llamado Unidad pueda vencer la adversidad y esquivar los icebergs que se presentaran en el camino y llegar a puerto seguro.

Para ello, se requiere del esfuerzo de todos, de la participación de todos, pero sobre todo del compromiso claro y firme que ya marcaron líderes, como Manuel Rosales, quien demuestra una vez más, que un líder político {como Manuel Rosales Guerrero, quién demostró una vez más, que un líder no se mide por el deseo personal, de sus propias aspiraciones; sino, que es capaz de hacer que otros entiendan el camino del beneficio colectivo. Porque triste sería que el final de este gran esfuerzo terminara en el fondo del mar, me niego a ello.

Entonces, tripulación a bordo, amarras listas y tripulación preparada para empezar esta nueva travesía de conquista que nos debe enfocar en el objetivo de esquivar los icebergs, que se en adentrar en heladas aguas para juntos vencer con la más profunda fuerza de nuestras almas para alcanzar el objetivo; una Venezuela y su nuevo destino.

Porque triste sería que el final de este gran esfuerzo terminemos en el fondo del mar. ¡Sigamos adelante Unidos!

 

Por Iraida Josefina Villasmil