De la ciudad inteligente a la ciudad humana: El verdadero salto urbano es filosófico, no tecnológico
Si me preguntaran cuál es la lección más importante que he aprendido sobre la evolución de nuestras ciudades, diría que las metrópolis más exitosas no son las más inteligentes, sino las más humanas. Hemos pasado décadas obsesionados con la Ciudad Inteligente (Smart City), ese ideal futurista de eficiencia donde los servicios públicos se automatizan y los semáforos se sincronizan a la perfección para agilizar el tráfico. Y, no me malinterpreten, eso es genial. Pero, ¿qué pasa cuando esa optimización ignora a la persona mayor que no puede subir un andén o a la madre soltera que necesita un servicio de guardería accesible cerca de su trabajo? El verdadero progreso urbano no está en la tecnología por sí sola, sino en cómo la usamos para resolver los problemas reales de la gente.
Ahí es dond...


















































