Al juramentarse la nueva mandataria de México, Claudia Sheinbaum, ya venia con serios tropiezos. En primer lugar el desaire que le hizo al rey de España Felipe VI al no invitarlo a la toma de posesión y que llevó al gobierno español a no enviar representante a la juramentación.
Luego, la mandataria ha seguido enfrentando el serio escollo que tiene con la reforma judicial mexicana que ya avanza en el proceso de escogencia de los jueces pero existe una revisión por parte de la corte suprema de México que podría frenar la reforma judicial.
En ese sentido, la nueva mandataria mexicana enfrenta serios escollos, desde el punto de vista de la violencia que vive el país sometido por el narcotráfico y la delincuencia organizada.
El asesinato de un alcalde en la capital del estado de Guerrero tiñe de rojo el inicio del sexenio de Sheinbaum y sorprende la reacción de la presidenta mexicana diciendo que no va a enfrentar al narcotráfico.
La nueva mandataria hereda un gobierno populista que muchos consideran el peor de los últimos tiempos en la historia de México.
El nefasto gobierno de Andrés Manuel López Obrador deja un “legado” de bandas del crimen organizado que tienen bajo control vastas regiones del territorio mexicano que aprovecharon la política de “abrazos y no balazos” para someter ciudades y estados como Culiacán en Sinaloa, Morelos, Michoacán, Tamaulipas, Jalisco donde la población vive aterrada cuando se le prometió que la violencia sería reducida “en al menos 50 por ciento”.
Se calcula que en México operan más de 200 grupos criminales y donde 65 alcaldes han sido asesinados bajo el gobierno de López Obrador.
Recibe Sheinbaum un mandato con innumerables denuncias de corrupción en la gestión de López Obrador, de gente cercana al gobierno, incluidos familiares, que se enriquecieron de manera grotesca cuando se prometió combatir la corrupción “caiga quien caiga” y esa sigue allí intocable y fortalecida.
Tendrá que romper la líder del partido Morena, con el pasado gobierno de AMLO autoritario, de posturas antidemocráticas y de continuos enfrentamientos con la prensa.
Un verdadero reto le espera a Claudia Sheinbaum en un país con grandes desigualdades, pobreza extrema, sin acceso de los más pobres a los servicios de salud y educación.
Ojalá la presidenta Claudia Sheinbaum supere los obstáculos del camino y lleve a México al sitial que ha perdido en el mundo.
Por Ángel Montiel