Jose Vilela huyó de Cuba a Estados Unidos cuando tenía 14 años tras pasar seis meses en un campo de concentración. Como muchos de sus compatriotas, se asentó en el barrio cubano de Miami, la Pequeña Habana.
Vilela, que ahora tiene 68 años, pasó el domingo por la tarde ante el estadio IoanDepot, la casa de los Marlins de Miami, donde la selección cubana de béisbol perdió más tarde 14-2 ante Estados Unidos en las semifinales del Clásico Mundial.
Para los orgullosos expatriados que querían separar el deporte de la política, el primer juego del combinado nacional en Miami era un motivo de celebración.
Pero para Vilela y otros centenarios, era un motivo para protestar contra la opresión política de la que escaparon.
Ante el estadio el domingo, Vilela reclamaba a gritos que cualquiera asociado con el fallecido líder cubano Fidel Castro, que cambiara el comunismo al estilo soviético, abandonara la comunidad. Eso apareció a muchos peloteros, que técnicamente son empleados del gobierno.
Tres manifestantes fueron escoltados fuera del estadio tras saltar al campo durante el encuentro.
En el sexto inning, un manifestante ondeó una bandera que decía “Libertad para los presos cubanos del 11 de julio”, en alusión al día en el que miles de cubanos salieron a la calle en la isla en 2021 para protestar por la escasez, los apagones y las penurias económicas. Cientos de personas que participaron están en prisión. El sábado, el público coreó “¡Libertad!” mientras el manifestante salía del campo.
Por: Agencia