“Por orden de arriba” los pescadores de San Luis, en el municipio San Francisco, se siguen viendo condicionados al momento de surtir gasolina para sus chalanas (embarcaciones).
Este sábado llegó el hidrocarburo a la estación de servicio PDV, mejor conocida como “El Bebedero”. Allí se encontraban los pescadores con su pimpinas y recipientes esperando el surtido, pero inmediatamente fueron notificados que quienes no llevaron entre seis y 10 kilos de pescados a la empresa Mariana, ubicada en el municipio sureño, no se les vendería gasolina.
La exigencia hizo que la mayoría se retirara de la bomba sin poder llevar combustible. “Quieren que arrimemos seis o 10 kilos de pescado, pero ya no tenemos para dar esa cantidad…dicen que esa orden viene de la gobernación y de la Alcaldía de San Francisco”, denunció a Foco Informativo una propietaria de lancha que prefirió no identificarse.
Revelan que los encargados de las listas de pescadores tienen una “vagabundería”. “Si no llevamos el pescado no nos echan entonces me pregunto: qué hacen con esa gasolina, porque llega a la bomba para los pescadores y luego no nos la quieren vender”, explicó otro pescador que además aprovechó para explicar lo complejo que se les hace dar pescado a cambio de combustible.
“Hay pescadores aquí que no están pescando, pescamos el día a día y cuando nos venden nos dan es 50 litros porque tengo una sola chalana”, detalló.
Piden que la situación de los pescadores de San Luis sea atendida directamente por el gobernador del estado Zulia, Omar Prieto y por el alcalde Dirwings Arrieta.
“Lo que tienen que hacer de allá de arriba es mandar a hacer un censo, pero que vayan los pescadores con ellos. No queremos que sea con la policía, queremos a la Guardia Nacional a ver si cambia esta situación”, reclaman.
Los pescadores sureños insisten que se le ponga atención al tema que tienen semanas denunciando.
“La vagabundería es con nosotros los de San Francisco, porque a los de Santa Rosa les venden 70 litros de gasolina y no le exigen nada”, finalizó uno de los denunciantes.
Por: María Gabriela Villalobos / Foto: Lizaura Noriega