jueves, agosto 15

Nuestro pueblo es sabio y paciente

Este mes de julio es realmente significativo para quienes estamos en gestión de gobierno y para Venezuela como país, como república, como conglomerado de personas con esperanzas, con sueños, con diferencias.

Las fechas cuentan, los recuerdos cuentan y cuenta muchísimo para todos los efectos el presente; el presente que es de lo que disponemos, el presente que es lo que con nuestra libertad, nuestro albedrío, nuestra conciencia podemos trabajar. Es en el momento donde expresamos lo que sentimos, donde concretamos lo que soñamos y es donde actuamos diariamente para nuestros propios objetivos particulares, como colectivos.

Para nosotros como gobierno, y digo nosotros, quienes tenemos los sueños de consolidar cambios para la vida digna y mejor de todos los venezolanos, estos meses han significado un punto de inflexión que merece recordarse, enfatizarse y revisarse de cara a esto que llamaba Andrés Eloy Blanco en Las Uvas del Tiempo, una entrega de cuentas a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestro pueblo.

En lo general o en lo global nacional hay tal vez circunstancias que nos obligan a reflexionarlas, para comprenderlas y para actuar en función de esa realidades que cambian, que reorientan y que obligan, uno siempre lo ha repetido, para ser mejores, eficientes, para ser más útiles y adecuarnos en función de nuestros objetivos: la mayor suma de felicidad, la mayor suma de estabilidad para todos los venezolanos.

Una de estas circunstancias es la decisión, Dios quiera que sentida, de sectores que se oponen a nuestro gobierno y que han expresado seguir la vía electoral, la vía democrática, la que marca la Constitución, para buscar espacios de poder para ellos. Ojalá sean también para espacios de servicio, eso es un elemento que todos debemos considerar, pero creo que el país debe celebrar el que salgamos de la opción de la violencia, de la destrucción, el necesario fin de la recurrencia a solicitar intervención extranjera, a buscar sanciones económicas que nos han afectado a todos. Seguir el camino de la propuesta electoral y dejar de lado todo vestigio de la violencia que nos dañó tanto.

Estas eventualidades nos obligan muchísimo, pero digo nos obligan a quienes hemos sido militantes en el campo de la izquierda, del servicio social, de la prevalencia de valores a favor de las mayorías, a replantearnos nuestra propia estrategia y fundamentalmente a un objetivo que se va a evaluar este 28 de julio, es la voluntad y el afecto de las mayorías: la elección nacional.
Hay una frase que comúnmente se repite en las organizaciones nuestras y hasta en lo privado, en lo familiar, y es “echar el resto”. Echar el resto es lanzarnos con todo a captar el corazón de la gente, saber que nuestro pueblo es inteligente, que el Juan Bimba, tiene un raciocinio y tiene plena conciencia de su valor y de su fuerza y que tiene en esa manifestación de esa fuerza, que es la voluntad que representa el voto, un gran potencial y debemos con todo respeto y con toda humildad entenderlo y trabajar para tener mayoritariamente esa voluntad a favor de nuestro proyecto, de nuestro gobierno, a favor de nuestro candidato para estas elecciones del 2024.

En cada espacio, en cada lugar, evaluarnos, hacer lo que hacemos, con corazón, con pulcritud, con honestidad a toda prueba y lo digo en todos, en los de gobierno, donde estemos. Lo fundamental es el servicio, que sienta el ciudadano la respuesta a sus propias necesidades en cada lugar donde vive.

Hacerlo con dedicación absoluta, con conocimiento y explicar directamente a la cara de nuestra gente cuando las circunstancias no nos permiten resolver, buscar algo que repetía muchísimo el maestro del Libertador Simón Bolívar: “inventar del lado del pueblo”. Lo único que no podemos inventar es el enriquecimiento, el exceso en el beneficio para nosotros mismos y para nuestros cercanos.

En el juicio que son las elecciones, nuestro pueblo va a considerar, apartando odios, que servimos, que somos útiles, que resolvemos sus propios problemas, pero que además nos ocupamos de que la riqueza que pueda producirse en nuestro país, llegue a todos los rincones y a todos los venezolanos.

Echar el resto, y esta entrega al servicio, que esta conciencia clara y alegre de que somos útiles para otros, nos ayude para tener inventiva, iniciativa, audacia, términos que uno repite siempre en esa esencia de Kléber Ramírez, el hombre sencillo y bueno que dedicó toda su vida a soñar por los demás. La audacia que camina, esa virtud de inventiva y de entrega entre la pusilanimidad y la osadía.

Que la confrontación política que es para ganar el corazón de nuestra gente, se encuentre en el respeto, en la dedicación plena, en propuestas y una batalla que debe darse por el afecto, por el cariño, por la voluntad y el voto de la mayoría de los venezolanos.

Nosotros, con la ayuda de Dios y del pueblo, junto al presidente Maduro, vamos a trabajar muy duro para superar lo bueno que hemos hecho, para corregir los errores, y para relanzar las ideas de la patria libre, soberana, buena para todos sus hijos.

Por Francisco Arias Cárdenas