domingo, diciembre 22

Mentira y política

La mentira es un instrumento político utilizado mucho en Venezuela para engañar a los incautos.

La mentira se dice tanto que la persona que miente se llega a creer su propia mentira y se convierte en mitomanía, “un trastorno psicológico para buscar la aprobación de los demás”, según los expertos.

Cuando la mentira se convierte en algo común o rutinario la gente comienza a dudar y se llega a desconfiar del personaje.

Si en alguna ocasión dicen la verdad ya nadie les cree, como el caso del cuento de los pastores mentirosos que cuando apareció de verdad el lobo, nadie les creyó porque habían mentido mucho.

En la política hay demasiados mentirosos “mitómanos”, no se necesita ser un experto para darnos cuenta.

No hay necesidad de ver los gestos de su cara, el movimiento de sus manos. Nada de eso hace falta. Basta solo con escucharlos.

Son expertos manipuladores. Cuando llegan al poder viven en una especie de copa de cristal, rodeados de adulantes y distorsionan la realidad.

Como autistas viven en su propio mundo sin querer ver la realidad que los rodea.

Dicen que vivimos en el país de las maravillas que la inflación no existe, que la crisis de los servicios públicos es pasajera, como por ejemplo “en tres meses se arregla el problema de la electricidad “, o todo es producto de la acción de los enemigos internos o externos que buscan “destruir la patria y hacer sufrir al pueblo “ o todo es una percepción falsa que tiene la gente.

Parece que algunos políticos y gobernantes disfrutan mintiendo. En todo sentido nos engañan y manipulan.

En la política no puede haber mentira porque la mentira, aunque los políticos no lo crean salta como la liebre y los salpican.

El engaño es contrario al género humano porque si el mundo se hubiera construido en base a la mentira la humanidad no se hubiera desarrollado, porque el hombre tiene que creer en el hombre y la única forma de creer en el hombre es a través de la verdad y la verdad se construye con la palabra, por eso la palabra es sagrada.
Es importante que abramos los ojos, que nos informamos de todo lo que pasa en todos los ámbitos de lo social, lo político, lo económico.

Las elecciones del 28 de julio es el momento de participar, de alzar la voz, hacernos visibles y evitar que se nos impongan autoritarismos cualquiera que este sea.
“La verdad os libres”. Juan 8, 32.

 

Por Ángel Montiel