lunes, noviembre 4

Marvin Hagler, excampeón mediano, fallece a los 66 años

Maravilla Marvin Hagler noqueó a Thomas Hearns en un épico combate de menos de ocho minutos de duración y que aún perdura en los anales del boxeo.

Dos años después fue tanto su disgusto por perder por decisión dividida ante Sugar Ray Leonard — en un robo de los jueces, según él — que no volvió a pelear jamás.

Hagler, uno de los grandes pesos medianos en la historia del boxeo, falleció el sábado a los 66 años. Su esposa, Lay, anunció la muerte de Hagler en una página de Facebook dedicada a los seguidores del púgil.

Lamento hacer un anuncio muy triste”, escribió. “Desafortunadamente hoy mi amado esposo Maravilla Marvin falleció imprevistamente en su casa aquí en Nueva Hampshire. Nuestra familia les solicita que respeten nuestra privacidad en estos momentos difíciles”.

Hagler peleó en los más grandes escenarios del pugilismo contra las grandes figuras cuando él, Leonard, Hearns y el panameño Roberto Durán dominaban las categorías de peso mediano durante la época dorada del boxeo en la década de 1980.

Callado y de apariencia taciturna, Hagler escenificó 67 peleas en más de 14 años como profesional, formándose en Brockton, Massachusetts. Terminó con foja de 62-3-2, con 52 nocauts.

“Si abren mi cabeza pelona encontrarán un gran guante de oro de boxeo”, declaró Hagler alguna vez. “Es todo lo que soy. Lo vivo”.

Hagler era inconfundible en el cuadrilátero, peleaba con guardia zurda y le brillaba la calva en su cabeza con los reflectores. Fue impetuoso y despiadado, derrotó a rival tras rival en un periodo de ocho años que dio inicio con un controvertido empate contra Vito Antuofermo en 1979 del que después se cobraría venganza.

Salía a pelear con el convencimiento que los aficionados del boxeo y promotores no le daban el reconocimiento que se merecía. Se enojó tanto por no ser presentado previo a una pelea en 1982 con su apodo de Maravilla que se apersonó a un tribunal para cambiar legalmente su nombre.

“Fue sin duda uno de los grandes medianos de todos los tiempos, pero también una de las mejores personas que he conocido y me tocó ser promotor”, dijo Bob Arum. “Fue un hombre auténtico, leal y una persona fantástica”.

Toda duda que Haglar realmente no era una Maravilla se despejó en una noches de primavera en 1985. Se midió contra Hearns en una de las más esperadas peleas de peso mediano de la era, al aire libre en el Caesars Palace en Las Vegas. Desde que sonó el campanazo inicial, se pusieron a intercambiar golpes durante tres minutos del que es considerado el mejor asalto en la historia del boxeo.

Hagler acabaría noqueando a Hearns en el tercer asalto, enviándolo a la lona con un bombardeo de golpes pese a que sangraba profusamente desde la frente, al punto que el árbitro había estado a punto de parar la pelea al comienzo del round.

“Cuando detuvieron la pelea para que me revisaran el corte, entendí que estaban haciendo triquiñuelas y no iba a permitir que me quitaran el título”, comentó Hagler después. “Fue una sensación de pavor. ¿Por qué van a parar esta pelea?′ No me había fijado que estaba sangrando. No caía en mis ojos. Sabía que tenía que destruirlo (a Hearns)”.

Arum señaló que Hagler simplemente arriesgó todo para vencer a Hearns, cuya derecha era temida en la división pero no mantener a raya a Hagler.

“Esa fue un pelea increíble”, dijo Arum. “Quizás la mejor pelea de todos los tiempos”.

Hearns dijo el sábado que recordaba a Hagler y su histórica pelea. Hagler salía con un gorro de béisbol con la palabra “Guerra” al promoverla en una gira de 23 ciudades junto a Hearns. Arum contó que la gira hizo que los boxeadores se detestasen más antes de subir al ring.

“No puedo desmerecer nada en su contra”, dijo Hearns a la Associated Press. “Su estilo me confundió, pero no puedo desmerecer nada en su contra. Peleó con el corazón y dimos un espectáculo inolvidable”.

Hagler peleó un par de veces más, noqueando a John Mugabi un año después y luego medirse a un Leonard que reaparecía luego de una inactividad de tres años tras el desprendimiento de un retina, en su última pelea en 1987. Hagler era el favorito y muchos creían que iban a demoler a Leonard — pero Leonard tenía otros planes.

Mientras Hagler le perseguía por el tinglado, Leonard contragolpeaba, con su jab izquierdo y tirando combinaciones que no remecían a Hagler, pero que sumaban puntos en las tarjetas. De todas formas, al sonar la campana al final del 12do asalto, muchos creyeron que Hagler había ganado — pero la perdió en una polémica decisión dividida.

Hagler, quien se embolsó 19 millones de dólares, salió furioso del cuadrilátero y no volvió a pelear. Se mudó a Italia para actuar, y se olvidó del boxeo.

“Me siento afortunado de irme del ring con mis facultades y salud”, dijo un año después.

Hagler nació en Newark, Nueva Jersey, y se mudó con su familia a Brockton a finales de la década de 1960. Lo descubrieron como púgil aficionado los hermanos Petronelli, Goody y Pat, que dirigían un gimnasio en Brockton, y lo entrenaron toda su carrera profesional.

Hagler fue consagrado en el Salón Internacional de la Fama del Boxeo y en el Salón Mundial de la Fama del Boxeo en 1983.

Por Agencia