Israel se prepara este sábado para movilizar a sus policías de reserva y reforzar sus efectivos militares tras la muerte de tres personas en dos atentados perpetrados la víspera, en medio de una escalada de tensiones en Oriente Medio.
El viernes por la noche, un turista italiano murió arrollado por un coche cerca del paseo marítimo de Tel Aviv, y otras siete personas resultaron heridas.
El conductor, abatido por la policía, tenía 45 años y era de Kfar Kassem, una localidad árabe en el centro de Israel.
Aún hay tres personas en el hospital Ichilov de la ciudad costera con heridas leves, indicó el establecimiento el sábado.
Horas antes, se produjo otro atentado en el asentamiento judío de Efrat, en Cisjordania, un territorio palestino ocupado por Israel desde 1967.
Dos hermanas israelo-británicas de 16 y 20 años murieron y su madre resultó gravemente herida durante un ataque con armas de fuego contra su vehículo.
Tras los ataques, que coincidieron con las celebraciones de la Pascua judía, el primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó «movilizar todas las unidades de reserva de la policía en las fronteras y movilizar fuerzas suplementarias (del ejército) para enfrentar los atentados terroristas«.
La policía precisó que cuatro batallones de reserva de su cuerpo de fronteras se desplegarían a partir del domingo en el centro de las ciudades.
Los batallones se sumarán a las unidades ya movilizadas en la ciudad mixta de Lod y en la región de Jerusalén.
En Cisjordania, el ejército israelí declaró este sábado haber sido objeto de disparos en la noche, cerca de la aldea palestina de Yabad (norte).
Los soldados «dispararon hacia los atacantes» que se encontraban a bordo de un vehículo, y se identificó a una persona alcanzada por un tiro, según un comunicado de los militares.
Violencia en Jerusalén
El movimiento islamista palestino Hamás afirmó que el ataque de Tel Aviv era una «respuesta natural y legítima» a la «agresión» israelí en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén el miércoles.
Ese día, la policía israelí irrumpió en el lugar sagrado para desalojar violentamente a los fieles musulmanes, unas acciones que suscitaron numerosas condenas internacionales.
La brutal intervención del cuerpo armado, en plenas celebraciones del mes musulmán del Ramadán, terminó con 350 detenidos y 37 heridos, según la policía y la Media Luna Roja palestina.
Al Aqsa está situada en la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del islam, y se encuentra en Jerusalén Este, el sector palestino de la ciudad ocupado y anexado por Israel desde 1967.
El complejo está erigido encima del Monte del Templo, considerado el lugar más sagrado para el judaísmo.
Netanyahu alegó que las fuerzas israelíes se vieron obligadas a actuar «para restablecer el orden» por la presencia de unos «extremistas» en la mezquita.
El jueves, una treintena de cohetes fueron disparados contra Israel desde Líbano, en la mayor escalada desde 2006 en la frontera entre estos dos países, que técnicamente siguen en guerra tras varios conflictos.
Israel respondió bombardeando las infraestructuras del Hamás en la Franja de Gaza, donde gobierna, y en el sur de Líbano.
Según el ejército israelí, los cohetes fueron disparados por los «palestinos» y probablemente por el Hamás.
La Unión Europea (UE) condenó el sábado la escalada de violencia y llamó a la contención.
«Instamos a todas las partes a que actúen con la máxima moderación, eviten nuevas escaladas y promuevan la calma con motivo de las fiestas religiosas«, declaró el jefe de la diplomacia del bloque, Josep Borrell, en un comunicado.
Netanyahu ha prometido hacer pagar un «alto precio» a los «enemigos» de Israel por «cada agresión» contra su país.
Desde abril de 2022 no se lanzaban cohetes desde Líbano hacia Israel, que entonces también efectuó ataques contra su vecino.
Sin embargo, este es el incidente más grave desde la guerra de 2006 contra el movimiento chiita Hezbolá, muy presente en el sur de Líbano.
«Todo el eje de resistencia se encuentra en estado de alerta«, declaró el viernes Naim Qasem, segundo del movimiento.
Por: Agencia