El Instituto de Educación Especial Doña Menca de Leoni, en Maracaibo, es una escuela que atiende una matrícula conformada única y exclusivamente por niños especiales cuyos padres carecen de los recursos, pero igual que sus pares en el resto del país, quieren brindarle la mejor educación posible para asegurar de esta manera su inclusión en la sociedad tanto como ciudadanos como trabajadores de Venezuela.
En la actualidad este centro de estudios tiene a su cargo 62 alumnos, 40 niños y 22 niñas, cuyas edades oscilan entre los tres y 15 años, quienes son atendidos en dos horarios, en la mañana de 7.30 a 12.30 y en la tarde 1.00 a 6.00. Los niños son instruidos con el currículo del Ministerio de Educación, sin embargo, lo adaptan a la política educativa de educación especial.
“No tenemos un currículo para educación especial. Hacemos muchas adaptaciones ya que ellos (los alumnos) tienen una edad menor a su edad física, entonces hay que hacerle adaptaciones curriculares a esos programa que emana el Ministerio de Educación”, detalló la profesora Isabel Ojeda, subdirectora de la institución.
La escuela abarca tres niveles de educación que van de inicial, primaria o básica, y laboral que sería una especie de bachillerato, donde le desarrollan las habilidades y destrezas necesarias para que se desenvuelvan e insertar en la sociedad venezolana como cualquier otra persona independiente.
“Salen como decir a 6° grado directo hacia un taller laboral, pero nosotros ya los iniciamos en algún oficio para que una vez en el taller sigan perfeccionando ese oficio que les llama la atención, bien sea jardinería, carpintería, piñatería, o en el caso de la niña que ahorita se da mucho, el sistema de uñas para que ellas tenga su propio sustento”, indicó la docente.
Los grados los pasan según su edad, por lo que pueden estar dos o tres años en preescolar, de ocho a 10 están en básica y en la actualidad tiene niños en pre-laboral de 12 a 15 años.
Son los docentes, quienes de acuerdo a cada necesidad y los intereses que los muchachos presente, son quienes adaptan el currículo. Además, los grupos están combinados para que los de mayor compromiso ayudan a sus pares de menos compromiso para apoyarse entre sí.
Pocos alumnos para mayor dedicación y calidad
Cuando se habla de educación especial, y de cualquier tipo, debe ser ser calidad por lo que el ministerio establece que por aula sean de seis a ocho niños, para que la maestra pueda dedicarse a cada uno, según su condición, aunque en el Doña Menca de Leoni maneja hasta 10 niños por salón de clases por un reciente aumento de matrícula.
“Tenemos muchos niños, pero los estamos anotando en una lista de espera cosa que si alguno no va o no lo puedan llevar o algo, entonces se le otorga ese cupo al niño que está en la lista de espera”, indicó la docente, quien añadió que también la institución se vio afectada por el fenómeno migratorio de alumnos y docentes. “Ya como que los papás están retornando al país porque esos niños que habíamos perdido está regresando otra vez a la institución”.
Dentro del área Metropolitana de Maracaibo hay, al menos, otras 10 instituciones que trabajan una población similar a la que tiene el Doña Menca de Leoni, algunas nacionales y otras de la región. Mientras que la formación de sus educadores es diferente ya que deben estar certificados, al menos, en Educación Especial.
Las carencias del Doña Menca de Leoni
Así como se fueron alumnos también se fueron profesores y esto representa un inconveniente, porque una institución de este tipo debe tener un terapeuta de lenguaje, un neuropediatra, un profesor de Música y otro de Cultura. En la actualidad deberían de tener dos profesores de Educación Física, uno por cada turno, sin embargo, hoy solo cuenta con el del horario vespertino.
“Auxiliares me falta tres para el turno de la mañana. Antes de ayer nos solicitaron la lista del personal que nos falta. Dios quiera que el ministerio (de Educación) nos envíe todo ese personal”, destacó la directiva de la escuela.
A las carencias de personal, se suma el hecho de que la sede donde funciona, ubicada la avenida 87, entre la calle 74 y la avenida 28 La Limpia, no es propia, es un comodato. Además no es la más adecuada porque hay niños en sillas de ruedas y andaderas por lo que no pueden ver clases en la planta alta.
“Otro problema es que cada salón debe contar con su propio baño, pues es el deber de las maestras vigilar al niño mientras va a la sala sanitaria en caso de alguna emergencia y en vista que solo un salón cuenta con su propia sala sanitaria, los alumnos no tienen que ir al baño de toda la escuela y las maestras no pueden dejar al resto de la clase sin atención”, explicó la subdirectora.
Ademas de todo eso, deben pagar ocho dólares cada vez que llenan el tanque, no tienen iluminación, tampoco aires acondicionados, requieren una nevera para guardar la comida del programa de alimentación y el asfaltado de la calle que cada día que pasa es menos transitable para los vehículos.
Aunque cuentan con ayuda de algunas personas y entes privados para solventar algunas necesidades, requieren de la ayuda de otras instituciones para solucionar otros problema de la institución que cuenta con 35 años de trayectoria, y así pueda continuar con la formación y la inserción de los niños y jóvenes especiales dentro de la sociedad venezolana.
Por: José Manuel Sánchez / Fotos Lizaura Noriega