jueves, julio 4

La Guarachoterapia: El método de Ender Silva para bailar, sanar y gozar (Video)

Entusiasmo, felicidad, bienestar y un mensaje positivo para todas las mujeres se suman a los movimientos de hombros y cintura que el bailarín Ender Silva realiza en su Guarachoterapia, y que proyecta a través de @endersilva27, en Instagram, cuenta que desde enero de este año está orientada a motivar a las personas de la tercera edad a descubrir la alegría a través del baile.

El coreógrafo, de 61 años, tiene una amplia trayectoria. Para la fecha, el orgulloso maracucho que dice haber nacido enmantillado, ya cuenta con más de 52 mil seguidores y 697 publicaciones en la famosa red social. Foco Informativo lo entrevistó para conocer un poco más de quien asegura tener un “estilo marcado en la autenticidad”.

Ender posee una energía contagiosa. El grupo de mujeres que lo acompañó en la Guarachoterapia, que tuvo antes de la entrevista, lo evidenció. Unos 40 minutos de baile en los que aplauden, gritan, silban, sudan, pero sobre todo disfrutan al máximo cada uno de los movimientos que el bailarín hace para ser imitado.

Una canción tras otra. La Guacherna, Masá Masá y Micaela encienden esa energía que transmite el hombre nacido el 27 de octubre de 1960 en el Hospital Central de Maracaibo. Confiesa que ideó la Guarachoterapia hace muchos años sin embargo, como no existían las redes sociales todo quedaba allí en el lugar en el que realizaba la clase. A Ender le agrada que ahora pueda llegar a muchas más personas sin importar el espacio geográfico en el que se encuentren.

“Me siento feliz y satisfecho, porque se cumple uno de mis grandes propósitos que es que la gente se sienta sana, sienta bienestar de lo que está observando”, comenta el caballero de cabello canoso.

Desea que su comunidad de Instagram siga creciendo para que su trabajo “llegue a más gente”. Aclara que no crea reels y contenido solo por buscar un número, sino para servir de motivación a muchas más personas.

“Hay gente que me ha dicho que al verme bailar en los videos se han levantado de la cama”, revela Silva una frase que quedó demostrada, en la clase en la que Foco Informativo estuvo presente, con la señora Flor, una mujer de 90 años que es alumna de Ender, y que tras superar el COVID-19 retomó la Guarachoterapia para aliviar las secuelas de la enfermedad.

El motivador se entrega en cuerpo y alma en escena al escuchar: Perdóname Josefina ya que no puedo darte nada, los negocios están muy malos y hasta se cree que soy un tonto…Con el Turco Perro, de Aníbal Velásquez, empiezan los movimientos artísticos y los gestos de felicidad en su rostro se hacen notar. Sobran las sonrisas.

«Cuando bailo delante de la gente siento un fenómeno sobrenatural, al punto que se me olvidan los dolores. En ocasiones me molesta el ciático, pero al entrar a bailar todo se me pasa”.

La última canción de la clase de ese sábado la dedicó a todas las mujeres que sufren maltrato físico, verbal y emocional. Al consultarle por qué hace ese homenaje la respuesta fue contundente: “soy pro mujer. A ustedes hay que respetarlas por ser las creadoras de la vida. Siempre mi mensaje a través del baile va a ser defender la causa de la mujer, de la niña, de la joven, de la adulta y de la adulta mayor”.

¿Por qué la guaracha?

Con la Guarachoterapia Ender Silva también posee una bandera para defender la guaracha zuliana. Está convencido en lo importante que es el valor cultural y musical del estado y el país.

Explica que al bailar guaracha se crea una conexión con la alegría, el amor, la esperanza y la fuerza. “Esta música motiva a que la gente esté feliz y que a pesar de los pesares tenga el optimismo siempre presente”, asegura.

Viene de una “familia guarachera”. Es un género musical que baila desde que tiene 6 años por eso el mensaje es a defender la guaracha, y además contagiar a niños y jóvenes de estas melodías.

No hay duda que Ender Silva es apasionado que regala alegría tanto de manera presencial como por redes. Antes de iniciar sus clases la promesa que hace es: “van a salir de aquí felices”.

Por: María Gabriela Villalobos / Fotos: Lizaura Noriega

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