El papa Francisco dijo hoy a los religiosos y religiosas de Sudán del Sur, a donde llegó este viernes, que su primer deber es «ensuciarse las manos» con este pueblo que sufre.
El papa recordó «las lágrimas de un pueblo inmerso en el sufrimiento y en el dolor, martirizado por la violencia», después de años de guerra que dejaron más de 400.000 muertos y una devastadora crisis alimentaria, reseñó EFE.
«Las aguas del gran río, en efecto, recogen el llanto desgarrado de vuestra comunidad, el grito de dolor por tantas vidas destrozadas, el drama de un pueblo que huye, la aflicción del corazón de las mujeres y el miedo impreso en los ojos de los niños», aseguró Francisco.
Por ello, en una de las naciones más pobres del mundo, donde cerca del 75 por ciento de su población vive de ayuda humanitaria, el papa aseveró: «Nuestro primer deber no es el de ser una Iglesia perfectamente organizada, sino una Iglesia que, en nombre de Cristo, está en medio de la vida dolorosa del pueblo y se ensucia las manos por la gente».
También agradeció la labor de la Iglesia en este país, donde existe una importante labor de los misioneros, «por lo que hacen en medio de tantas pruebas y fatigas. Gracias, en nombre de toda la Iglesia, por su entrega, su valentía, sus sacrificios y su paciencia».
En este acto estará acompañado del líder de la Iglesia anglicana, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields, pues el país cuenta con una importante presencia de protestantes.
Por Agencia