Hemos estado observando un horror, un verdadero horror en Israel a raíz del despiadado ataque del grupo terrorista Hamás que no representa al mundo palestino.
Muertes de civiles a granel en contra de una población indefensa es lo que ha sucedido en Israel en una situación sumamente grave.
Una masacre indiscriminada por parte de la milicia terrorista Hamás, atacando a mansalva, asesinando a civiles sin distinguir a judíos, cristianos e incluso musulmanes sin importar si eran mujeres, niños, jóvenes o ancianos. Está acción terrorista hunde sus raíces en un fanatismo pseudo religioso absurdo y manipulado maquiavélicamente por la política internacional para fines inhumanos y egoístas.
Israel se está defendiendo de un horrible crimen cometido aunque ello se lleve por delante vidas inocentes. En paralelo no cesa la guerra que mantiene Rusia contra Ucrania el desmedido conflicto de Moscú que no tiene razón alguna sino apoderarse del territorio y que ha llevado también a Ucrania a defenderse con todas sus fuerzas.
Dos conflictos que estremecen al mundo y de uno a otra manera tocan a países occidentales directamente porque aunque Ucrania no sea parte de Europa quiere ingresar a ese bloque, y por otra parte, Israel tiene en occidente sus principales aliados.
América Latina mira esos conflictos con desconcierto y con una postura eminentemente política. Craso error de algunos países que se creen de izquierda y que en realidad son dictaduras y quienes por su puesto se alinean en contra de Israel y en contra de Ucrania mencionarlos ni siquiera vale la pena pero se trata de un grave error.
Y entre esos graves errores está el del presidente colombiano Gustavo Petro que comparó a las acciones de los israelíes con las acciones de los nazis.
Inmediatamente Washington le recriminó y le pidió condenar a Hamás en una reprimenda dura contra el mandatario colombiano que viene cometiendo error tras error.
En este escenario es necesario volver a la calma y establecer una estrategia sólida contra los grupos terroristas que asesinan mujeres y niños, a una población civil y por supuesto tratan de borrar al enemigo y eso no se llama guerra sino terrorismo.
Por Ángel Montiel