domingo, diciembre 22

El Levante es un caramelo para los niños del Barça

A nadie le amarga un dulce. Tampoco en el fútbol. Y más cuando más amargo parece el futuro de un club como el Barcelona. El Levante fue un caramelo para los niños del Barcelona. Con Gavi y Nico González, la ilusión del equipo se disparó como el azúcar del Camp Nou, ávido de nuevas señales y de frescura, como lo es también el retorno de Ansu Fati, el nuevo 10 del Barça. 323 días después volvió con gol. Por la puerta grande.

Memphis, que se sentía culpable por las ocasiones falladas en Cádiz que pudieron dar el triunfo, y Luuk de Jong, con ganas de demostrar que quizás no es un crack mundial pero tampoco es Romerito, fueron los teloneros del show de Fati, redondeado con el tercero. Los valencianos, uno de los equipos que aún no ha ganado, duraron a los chicos menos que lo que duraría una golosina en el patio de un colegio.

Necesitaba y era urgente que el conjunto de Koeman, que estaba sancionado, diese otra imagen. No podía permitirse un cuarto día de caída libre, de verse sin rumbo, a la deriva, como si en septiembre ya estuviese todo perdido. Era una jornada, antes de viajar a Lisboa y al Metropolitano, de olvidar las penas, de frenar la hemorragia. De ser divertido, de conceder poco en defensa y recuperar moral. Para no dar un nuevo bandazo en el timón, el técnico se aferró a lo que mejor conoce: la Masia y los holandeses. Junto a ellos, Coutinho, sustituido a la hora por Riqui Puig.

Los tiempos de confusión y dudas en Can Barça siempre son una invitación a mirar a la casa. Fueron seis jugadores de la cantera en el once. Seis son mucho si se tiene en cuando que fue baja de última hora Sergi Roberto por culpa de una gastroenteritis, Alba sigue lesionado y Ansu Fati se estrenaba en el banquillo recién salido de una lesión. Y los canteranos volvieron a reafirmar que son un valor seguro y no defraudan. Lo de menos es que no se jugasen con un 4-3-3.

Ayudó que el Levante llegase sin su portero titular y sin Vezo, el jefe de la defensa. El guion del partido fue el soñado por los locales, que a los cinco minutos se encontraron con un penalti a favor con el que desnivelar el marcador. Memphis sigue con la idea de ser el líder de los blaugrana. Él lo hizo todo. Provocó y transformó la pena máxima. Se gustó con una bicicleta a Miramón, entró en el área y cuando hizo el segundo regate Radoja le hizo caer. Decía Koeman que el 9 se sentía responsable de no poder ganar al Sevilla. Desde los 11 metros se quitó ese peso al engañar a Aitor Fernández y poner el 1-0.

Con el partido a favor, todo fue más sencillo. También porque el Barça nunca se desconectó ni dejó que los granota se creyesen capaces. Los jóvenes enseñaron que saben chocar, que no les duele pelear y que si es necesario se tiran al suelo para llevarse las pelotas divididas. Señal que ellos van a poner de su parte, que tienen en ese plus de la gente de casa. Gavi y Eric García no dan nada por perdido, son guerreros pese a su apariencia de técnicos, pero también Busquets y Piqué se emplearon con oficio.

A esa gran salida, se le sumó un gran slálom de Dest que dejó solo a Luuk de Jong, con mucha ventaja sobre Mustafi en la carrera. El delantero centro no desaprovechó la oportunidad y estuvo certero en el uno contra uno para inaugurar su casillero como jugador del Barcelona.

La presión local daba sus frutos y no dejaba correr al rival. Hasta el punto de que se pudo ir al descanso con algún gol más. Gavi metió un pase en profundidad milimétrico para Memphis, que quiso regatear a Aitor, que le rebañó el balón. El portero evitó una goleada. A Gavi le adivinó una vaselina y después voló para frustrar un cabezazo de Memphis tras un gran centro de Mingueza.

En la segunda parte parecía que cada uno buscaba su gol en una guerra individual. Lo hizo Memphis, Riqui Puig, Dest y hasta Nico. Todo cambió cuando entró Ansu Fati. Entonces se pasó a buscar que el recuperado hiciese su gol en su gran día. Y el 10 lo logró como los escogidos. Con una gran ruleta, con una carrera poderosa y con un chut potente desde la frontal cuando se cumplía el minuto 90. Si alguien tenía miedo y dudas de cómo volvería, ya lo sabe. Ansu Fati quiere marcar el camino. Fue la guinda del pastel. La sonrisa se apoderó de un Barcelona que necesitaba comerse un dulce y un regalo como recuperar a su perla. La Vanguardia

Por Agencia