Estados Unidos estuvo en contacto en los últimos días con algunos de sus aliados más cercanos para tranquilizarlos tras la filtración de unos documentos secretos del Pentágono, que apuntan a que Washington podría haber espiado a algunos de sus socios como Corea del Sur, Ucrania e Israel.
En una rueda de prensa, John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca, explicó que altos cargos de EEUU estuvo en contacto con algunos de los aliados más cercanos de Washington “a los más altos niveles” durante los últimos días para hablar sobre las recientes filtraciones, reseñó EFE.
Además, Kirby aseguró que el Gobierno de Joe Biden está haciendo todo lo posible para identificar la fuente de filtración, pero todavía no ha podido hacerlo.
“No sabemos quién está detrás de esto, no sabemos cuál es el motivo o que más puede haber ahí fuera”, reconoció.
A petición del Pentágono, el Departamento de Justicia ha abierto una investigación de carácter criminal para determinar la fuente de la filtración de esos documentos, que aparecieron en los últimos días en redes sociales como Discord y Twitter y de los que se hicieron eco medios estadounidenses, como The New York Times.
Kirby afirmó que algunos de los documentos, marcados como “secretos”, fueron manipulados, por lo que pidió a los medios que tengan cuidado a la hora de informar sobre ellos.
Según Kirby, Biden fue informado de esas filtraciones por primera vez a finales de la semana pasada y está recibiendo actualizaciones cada vez que hay un nuevo desarrollo.
Por su parte, el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, recibió por primera vez información de esa filtración el 6 de abril, detalló a la prensa Chris Meagher, uno de los portavoces del Pentágono, según recogen medios locales.
La filtración supone un “riesgo” para la seguridad de EEUU
Asimismo, Meagher afirmó que la filtración presenta “un serio riesgo” para la seguridad nacional de EEUU y puede potencialmente alimentar campañas de desinformación, ya que algunos fueron manipulados.
Meagher explicó que el Gobierno de EEUU está siguiendo “con mucho cuidado” y de cerca el impacto de los documentos y, especialmente, si su contenido está siendo amplificado en internet.
Al igual que hizo Meagher, el portavoz adjunto del Departamento de Estado de EEUU, Vedant Patel, dijo en otra rueda de prensa que “no hay duda” de que los documentos filtrados representan “un riesgo a la seguridad nacional” de Estados Unidos.
Ni la Casa Blanca, ni el Pengátono ni el Departamento de Estado explicaron con qué aliados estuvieron en contacto Estados Unidos en los últimos días.
La mayoría de los documentos militares y de inteligencia filtrados están relacionados con la guerra en Ucrania y dan detalles sobre los planes de Estados Unidos y la OTAN para reforzar la ofensiva de Ucrania en la guerra contra Rusia.
Además, los documentos apuntan a que Washington podría haber estado espiando a algunos de sus aliados más cercanos, como la propia Ucrania, Corea del Sur e Israel.
De Israel a Corea del Sur
En concreto, uno de los documentos apunta a que el Mosad, el servicio de espionaje exterior de Israel, podría haber funcionado como motor de las protestas contra la reforma judicial impulsada por el Gobierno de Benjamín Netanyahu, algo que la oficina del primer ministro israelí consideró el domingo que “no tiene fundamento”.
Otros documentos muestran que EEUU supuestamente espió en marzo a altos cargos surcoreanos que estaban hablando sobre la presión que Washington había ejercido sobre Seúl para que enviara armas a Ucrania, en violación de la política surcoreana que tradicionalmente se niega a suministrar armas a países en conflicto.
Estas revelaciones han impactado con fuerza en Corea del Sur, donde algunas voces de la oposición han pedido al presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, que cancele la visita de Estado que tiene previsto hacer este mes a Washington o que, al menos, use ese encuentro para abordar ese tema con Biden.
Otros documentos, de los que se hace eco la cadena NBC, muestran que EEUU supuestamente accedió a algunos planes de batalla del Gobierno ucraniano.
Todavía se desconoce el impacto que tendrá esta filtración de documentos secretos, pero podría ser la más grave desde 2013, cuando el exanalista Edward Snowden expuso el alcance de los programas de espionaje masivo que Estados Unidos puso en marcha tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Por Agencia