De tragedia en tragedia, así vivimos y seguiremos viviendo los venezolanos mientras siga con poder el régimen de Nicolás Maduro Moros, principal responsable de los males que azotan al país.
Lo acontecido en Las Tejerías y más recientemente en Maracay, es fiel reflejo de ello. No tardarán en salir adelante sus defensores a decir que él no es Dios para provocar las lluvias, ciertamente no lo es, y resulta hasta un sacrilegio meterlo en una misma frase con Dios, pero lo que nadie será capaz de rebatir, y menos discutir, es que este ha sido el régimen más inepto e incapaz de manejar las contingencias y las catástrofes que hemos sufrido.
Lo que si no ha tenido reparo es en la desfachatez y el descaro de hacer campaña, de repartir besos y arepitas, en medio de la desolación, el dolor y la calamidad de los residentes de las zonas afectadas.
Leí por allí un comentario que señalaba que la devastación que están causando las lluvias a su paso por Venezuela, es directamente proporcional y consecuencia del desastre que este régimen ha provocado, lapidario pero cierto.
Y si a esta ecuación le sumamos el factor humano, la negligencia, la ambición desmedida, la explotación ilegal de níquel y la afectación inescrupulosa del ambiente, entonces todos los focos se centrarían en este régimen criminal que nada ha hecho para evitar que el país vaya de tragedia en tragedia.
Lo apuntó Luis Velázquez Alvaray, ex magistrado de la Sala Constitucional del TSJ en una denuncia pública, quien señaló directamente a Nicolás Maduro Guerra, delfín de Maduro Moros, de generar las condiciones que causaron estas tragedias que estamos viendo en Aragua y Miranda.
Denunció que desde “hace tres meses se vienen realizando explosiones en la zona alta del sector denominado Laguneta de la Montaña, en el estado Miranda, cerca de los canales del cauce por donde circulan las afluencias de agua de las quebradas. Esas voladuras con materiales explosivos, agregó, se venían llevando a cabo “para la explotación de mineral de níquel, abundante en esta zona”.
Vale destacar que los principales yacimientos de níquel en nuestro país están localizados precisamente en la Cordillera de la Costa, en los estados de Miranda y Aragua, y también en la Serranía del interior.
Ya sea por la explotación mineral descontrolada, la falta de mantenimiento y limpieza de sedimentos de los afluentes, o la construcción de urbanismos sin control, todo señala a lo mismo: NEGLIGENCIA.
Han sido negligentes al no contar con políticas, ni protocolos para responder a estas contingencias, han sido negligentes al abandonar todo el sistema de meteorología del país, al punto de imposibilitar las mediciones de cantidades de agua que caen en alguna región y en determinado momento, la negligencia ha sido total al permitir urbanismos de forma descontrolada en áreas de afluentes protegidos y han sido extremadamente negligentes al no intervenir, ni replantear el sistema de drenajes que hoy es más que anacrónico e insuficiente.
Es por esta negligencia que, los más de 50 muertos que esta devastación ha dejado en Las Tejerías y en Maracay, solo por mencionar las tragedias más recientes, terminan siendo también sus muertos. Son ellos, el régimen de Nicolás Maduro, los responsables de estas desgracias, por acción u omisión, o ambas.
Pero si al factor negligencia, además le incorporamos el de la mentira y la manipulación al intentar achacarle la culpa de los desastres y los deslaves a los españoles de los tiempos del colonialismo, allí entonces estamos frente a un régimen que no solo se burla del dolor de los venezolanos, sino que además se lo goza y hasta de la muerte hace campaña.
Y así, mientras Maduro se mantenga atado al poder, seguimos y seguiremos, de tragedia en tragedia, Esa es la verdad.
Por: Lester Toledo