jueves, diciembre 19

De lo divino a lo terrenal bajo el lente de Luis Pire

Desde la era de la película, el papel, el laboratorio y el copiado manual, hasta la “magia” de la fotografía digital, son muchos los personajes, las anécdotas e historias que atravesaron el lente de las cámaras de Luis Pire, quien se inició en el mundo de la moda, las pasarelas y la publicidad y recorrió un camino que lo llevó a retratar a estampas naturales, arquitectura maracaibera, mises, gobernadores, alcaldes y hasta presidentes de la República.

Es barquisimetano de nacimiento, pero más zuliano que el Puente o una mandoca. Hijo de padres campesinos, quienes emigraron al Zulia, tras el auge petrolero en los años 60, en busca de un mejor nivel de vida. Estudió bachillerato en los alrededores de Santa Lucía, en el liceo Belloso Chacín, donde cultivó su amor por nuestro gentilicio. “Me identifiqué con la gente, sus costumbres, la gaita y todos sus géneros musicales y culturales, sin olvidar el Tamunangue de mi querida tierra larense”.

Cuando habla, inmediatamente sentimos que para él todo es disfrute y satisfacción, cómo lo que le tocó vivir al ver crecer a María Chiquinquirá Delgado, a quien fotografió desde los 14 años, en una prestigiosa agencia de modelos: “Le Mansión Du Chanell”, a la que asistía esa zuliana de cabellos largos y ojos claros que siempre se destacaba entre tantas niñas que acudían tres o cuatro días a la semana, a clases de modelaje.

Dice que un día llegó, y con respeto, conversó con su mamá para que la “Chiqui” Delgado fuese su modelo para la campaña de una famosa marca de cosméticos en Caracas; y en menos de dos días ya se encontraba frente al lente de Pire la que es hoy día es reconocida como una gran modelo internacional, Chiquinquirá Delgado.

Con nostalgia recuerda que no ganaron en esa oportunidad, pero fue el inicio de una relación de amistad, de afecto y de trabajo con ella. Fotografió sus 15 años, fiestas familiares y compromisos de trabajo. Años después, cuenta Pire, que veía un reportaje de una cadena de televisión francesa y cuál fue su asombro que aquella zuliana, ya mezclada en otros ambientes más profesionales de la moda, mostraba sus portafolios, las primeras fotografías hechas por ese servidor que vio nacer en las pasarelas a esa hermosa mujer zuliana. “Luego hice nuevamente contacto con ella, cuando era la imagen de la Lotería del Zulia; me tocó retratarla de nuevo, allí conversamos un poco, recordamos sus inicios y los míos también”.

Su principal hobby siempre ha sido visitar las salas de exposiciones los días domingos, bien sea el Centro de Artes Lía Bermúdez, las salas de artes gráficas de la escuela Julio Bengochea, el teatro Bellas Artes, entre otros espacios de la región zuliana. “Todo fue nutriendo el yo interior de lo que hoy expreso en mis imágenes; fueron una especie de zoom de cada gráfica que iba grabando todos esos conocimientos que he ido albergando durante todo este tiempo”, comentó.

Para el año 92, ya Pire tenía su primera cámara fotográfica profesional, esa utilizaba película y en ese tiempo ya había iniciado los estudios formales de fotografía. Entró por primera vez a un laboratorio en la escuela de artes Nepalí Rincón.

Foco Mariano

El padre Eleuterio Cuevas, párroco de la Basílica, era quién convocaba a Pire, para captar todo lo que acontecía con nuestra Madre Chiquinquiereña. “Yo hacía las fotografías de la Virgen en todo lo que acontecía, en torno a esa devoción Mariana y zuliana que nos fortalece”.

«Una vez que yo comencé a trabajar en el Gobierno regional, tuve más acceso para poder fotografiarla. Mi relación con la Virgen se hizo más estrecha; pude hacer fotografías en momentos muy especiales, como la limpieza del Retablo Sagrado, los momentos de La Bajada, la Santa Misa de su día; todo eso que acontecía y que muchas veces el pueblo pudo ver gracias a mis fotografías; pero estar en ese contacto tan cercano, tan estrecho, me llenaba de energías que yo sabía que emanaban de la Tablita como la llamamos nosotros los cristianos. Acercarme a la virgen, poderla fotografiar, sentir esa energía que de verdad es… hay que sentirla, es complejo, es otro aspecto de lo más profundo del creyente”.

“Tuve el honor de fotografiar a Don Enairo Villasmil (El Joyero de la Virgen) en el momento de la limpieza del Santo Retablo. Estar allí, sentir y tener acceso por casi 14 años, me llenó de tanta espiritualidad que no tiene ningún precedente. Hacerle fotografías en todos los procesos de la Virgen, al punto que hice unas fotografías espectaculares, hermosas, bellísimas que me llegaron a decir que esa era la fotografía oficial de la Virgen de Chiquinquirá; fue un gran honor, es un placer para mí que la gente que ve esa foto emita esa opinión. Me honraba mucho y muchas de esas fotografías hoy decoran las paredes de hogares del Zulia, de Venezuela y del mundo porque hoy tenemos muchos zulianos por todas partes.

Para Pire de esos acercamientos, las procesiones, los recorridos por todas esas barriadas maracaiberas, era una especie de alimento que nutría con su cámara, las imágenes de todas esas calles buscando los mejores momentos y señales que le indicaban que la Virgen estaba con su pueblo. “Eso es maravilloso; ese contacto con sus fieles, la Virgen de cara a cara con su pueblo, su sudor, su caminata, esos cantos que alegran las calles marabinas, las gaitas en su honor, Los Chiquinquireños, El Saladillo y todo su alrededor. Eran tiempos de mucha vibra, con una energía mágica, llena de positivismo, llena de fuerza y fervor mariano”.

El día del dolor

En el año 2000 le tocó vivir el peor momento de su vida, la muerte de su hijo mayor, Luis Manuel Pire, quien fallece a la edad de 16 años. Su padre lo describe como un hijo ejemplar, un gran deportista a quien se le vislumbraba una gran carrera como futbolista. Era un jugador destacado que a su corta edad ya era capitán de su equipo.

Exactamente el 13 de diciembre en los campos de la Facultad de Humanidades el cuerpo de ese atlético chico caía al piso en el segundo tiempo de su último partido; una aneurisma en sólo segundos se convirtió en el pitazo que nadie desea escuchar; anunció la muerte súbita de su hijo, quien nunca salió de su corazón. “Mi vida sufrió un cambio muy fuerte, la familia, mi esposa, mi hijo Jorge Luis. Ya han pasado 19 años y aún lo vivo como si fuese ese día”.

De lo político a lo institucional

Pire reconoce que la política no fue su mejor fuente, sin embargo, desde 1998, inicia su recorrido por ese mundo, cuando cubría la campaña para el entonces candidato a la presidencia de la República de Hugo Chávez, durante sus visitas al Zulia, gobernado por Francisco Javier Arias Cárdenas.

En su trabajo en el mundo de la política también participó en varias campañas electorales, como la de Fernando Chumaceiro, a la Alcaldía de Maracaibo.

En este continuo transitar participó en el equipo de campaña del candidato y posterior gobernador del Zulia, Manuel Rosales Guerrero, durante los ocho años. “Allí sigo, en el Gobierno regional, haciendo mi trabajo de reportero gráfico, aportando lo mejor para el Zulia y los zulianos. Son 20 años en la administración pública”.

Por: Sivia Barboza / Fotos: Luis Pire