domingo, diciembre 22

¡Cuidado y el tiro sale por la culata!

«Es la democracia, no el comunismo el fantasma que recorre el mundo actual. Pero las democracias nacen y mueren, se derrumban y renacen de forma misteriosa».

Juan Pablo II

En Miraflores tienen el convencimiento, certeza y seguridad que inhabilitar a María Corina Machado es una decisión que no tiene vuelta atrás, pero olvidan que el tiro puede salirles por la culata cuando desestiman que esa acción arbitraria, inconstitucional, abusiva y retrograda no logrará disminuir, desalentar o paralizar las ganas que los venezolanos tienen de sacar por la vía electoral a la peor expresión ideológica de un gobierno que terminó por destruir, dividir y separar a un país y a su pueblo, verdadero heredero de la gesta libertaria del 5 de Julio de 1.811.

Aterrados en no permitir, frustrar e impedir a cualquier precio que María Corina Machado gane las primarias opositoras del 22 de octubre, continúe recorriendo el país y sumando a su favor una amplia ventaja, según dicen estudios de opinión, los temores asaltan, palidecen y asustan a los «revolucionarios» de lo que pinta ser el venidero escenario que habrá de producirse en las elecciones presidenciales de 2.024.

Eso obligó a los estrategas oficiales a accionar un recurso «legal» de inhabilitarla al atribuírsele «delitos» tipificados por la Contraloría General de la República que proscribe su derecho constitucional a elegir o ser elegida, en su caso, candidata a la primera magistratura del país.

En una verdadera crónica de una muerte anunciada, convirtió el gobierno la candidatura de María Corina Machado. Es una verdad que ella y sus asesores sabían y veían venir. También analistas lo habían pronosticado. No era, diría, un secreto a voces por la experiencia de los atajos «legales» que el oficialismo usa como bien lo recordamos en Barinas, cuando inhabilitó a Freddy Superlano.

En ausencia de él también su esposa, Aurora Silva de Superlano, fue invalidada, pero Sergio Garrido, teniendo de su lado a una oposición fortalecida y unida, le propinó una derrota que no olvidan en la mismísima tierra natal del padre de la Revolución Bonita, cuando el actual Gobernador obtuvo más del 55,36 por ciento de los votos, frente al oficialista, Jorge Arreaza, que sacó el 41,27 por ciento.

Es decir que la diferencia entre ambos fue de 14 puntos que no pudo reducir la campaña mil millonaria oficialista. Todavía recordamos, una de ellas, imágenes en las redes sociales de gandolas y camiones cargados de electrodomésticos, bombonas de gas, tanques de agua, bolsas de comida y otras dádivas. Además, la permanencia en el estado llanero de altos funcionarios, ministros, viceministros y directores de línea mudados a Barinas, en respaldo de la candidatura del nada carismático exministro, Jorge Arreaza.

Por eso la acción desesperada del gobierno de inhabilitar a la dirigente de Vente Venezuela coloca en el tablero de juego a otras opciones que deberá liderar, alguno de ellos, en el momento de la elección de 2024. Quizá otros aspirantes serán víctimas de la cobardía oficial sancionatoria de inventarles delitos.

Lo cierto es que estamos en presencia de la receta nicaragüense de la que hizo uso Daniel Ortega Saavedra en su cuarta reelección, cuando inhabilitó, encarceló y desterró con acusaciones absurdas a siete aspirantes a la Presidencia de Nicaragua. Permitió que cinco, sin posibilidad alguna, compitieran por la misma posición, pero sólo se trató, diríamos, de un saludo a la bandera y de guardar las apariencias a nivel internacional.

Hoy, gobierno y sus adláteres, movidos por el morbo ideológico saben que los millones o cientos de venezolanos que los seguían se han reducido desencantados, engañados, a una mínima expresión. Unos están conectados en cargos burocráticos de importancia en la administración pública. Otros son favorecidos con negocios, contratos y prebendas que permite el «poder del pueblo».

Mientras en su gran mayoría están los militantes, activistas y simpatizantes radicales que, famélicos y pasando tanta hambre, miseria y agobiados de problemas como muchísimos venezolanos, prefieren ser fieles y leales «Patria o Muerte» a seguir las palabras del desaparecido expresidente Hugo Chávez cuando dijo que «no importa que no tengamos para comer.

«No importa que no tengamos para vestirnos. Aquí se trata de salvar la Revolución».

En tanto, a diario los más golpeados por el populismo rojo rojito son los maestros, docentes universitarios, médicos, profesionales, oficinistas, obreros, pensionados y jubilados que no han tenido la mejor suerte, sino que sobreviven maltratados con sueldos y salarios que no superan los cinco dólares.

En esta acción que busca evitar que la oposición voltee la tortilla de la lucha política para seguir aferrados al poder y no ser desalojados, es pertinente y obligado reconocer la decencia, pluralidad y seriedad de la Comisión Nacional de Primarias, cuando en una decisión responsable por no sentirse aludidos, permiten que María Corina Machado y demás aspirantes sigan adelante con la campaña electoral.

El momento es de análisis, reflexión y sensatez. A María Corina Machado y a otros que seguro serán sancionados, les corresponde seguir edificando y fortaleciendo la unidad, tener serenidad, inteligencia, prudencia, humildad y decidir lo mejor por el bienestar del país, aún cuando no sea ella o algunos que no lleguen al final de la carrera.

Echarse a un lado, permitiendo que otro u otra asuma el primer puesto en la pelea electoral, no significa tirar la toalla, traicionar a nadie ni tampoco entregar o desistir de sus principios democráticos. La rabia, mal humor y arrechera del momento no regresará a María Corina Machado a la posición ganadora que tiene en este momento.

Es el juego perverso de un gobierno que no actúa limpiamente para lograr, si se les deja, ganar pícaramente. La realidad que hace la diferencia y provoca en el chavismo pánico, es que la oposición y no ellos, tiene por millones gente, votos y muchas ganas de ganar. El 82 por ciento de la población así lo expresa. Amanecerá y veremos!.

 

José Aranguibel Carrasco/Ilustración: Feyo