martes, junio 18

Conozca las nueve virtudes del beato José Gregorio Hernández

En vísperas de la beatificación de José Gregorio Hernández, médico de los pobres, es importantes saber cuáles fueron las virtudes que llevaron a este galeno de principios de siglo XX a ser tomado en cuenta no sólo por los venezolanos, sino por el mismo Vaticano.

A continuación les presentamos las virtudes que llevaron al doctor José Gregorio a alcanzar la beatificación:

1.- La Fe en Dios.

José Gregorio Hernández desde niño hasta el día de su muerte fue un católico practicante, que cumplía los deberes inherentes a su fe. Su religiosidad estaba fundamentada en su espiritualidad y su misticismo. “Más si alguno opina que esta serenidad, que esta paz interior de que disfrutó a pesar de todo, antes que a la filosofía, se la debo a la Religión santa que recibí de mis padres, en la cual he vivido y en la que tengo la dulce y firme esperanza de morir: Le responderé que todo es uno”.

Puso su existencia al servicio de la vida, por eso era médico y por eso sanaba vidas. Creía y obraba en la plenitud de la existencia humana y su asistencia a la misa, la comunión frecuente, las oraciones y, en fin, lo religioso fortalecía en él esa plenitud y esa trascendencia. De allí que su espiritualidad estaba armoniosamente articulada a su actividad como científico, profesor y profesional de la medicina. Era un ejemplo de armonía y coherencia entre religiosidad, espiritualidad y misticismo, junto a la praxis cotidiana de su existencia como persona.

2.- El Amor

El hoy médico de los Pobres amaba a su familia, al pueblo venezolano y todos los demás. Como hermano mayor a la temprana muerte de su hermana y luego de su madre cuando apenas tenía ocho años, acompaña a su padre viudo y a sus cinco hermanos. Luego cuando su padre vuelve a contraer matrimonio establece una relación de cariño con su madrasta María Ercilia y sus nuevos seis hermanos. Lo mismo hace con su tía María Luisa y demás parientes.

Existen numerosos testimonios del amoroso trato dado por él a sus amigos, compañeros de clase, profesores, colegas médicos, religiosos y religiosas. Amaba también al pueblo venezolano y tenía una excelente opinión de él. En el prólogo de su libro Elementos de Filosofía afirma: “El alma venezolana es esencialmente apasionada por la filosofía». “Dotado como los demás de mi nación, de ese mismo amor, publico hoy mi filosofía, la mía, la que yo he vivido”.

3.- El bien común

La fama de este Beato venezolano pudo aprovecharse para propio beneficio personal. Siendo ya muy conocido al graduarse, podría haber aceptado las atractivas ofertas que se le hicieron en Caracas, sin embargo fue a ponerse al servicio de sus paisanos en Isnotú, Betijoque y comarcas circunvecinas. En su tierra se involucró en diversas actividades para el progreso de la comunidad, lo que le deparó no pocas dificultades, hasta la posibilidad de ir preso por orden del gobernador de entonces.

Llega la oportunidad de ir a París a sus ansiados estudios en el prestigioso Instituto Pasteur, adquiere los equipos para fundar laboratorios y cátedras de medicina experimental en Caracas, regresa y los conocimientos y los equipos adquiridos con recursos nacionales los pone al servicio del bien común. Despliega entonces su gran labor en la investigación científica, en la docencia y en la atención médica… Todo al servicio del bien común. ¡Ejemplo a seguir!

4.- Ciencia y Bondad

La sinergia entre ciencia y bondad es la síntesis superior de la identidad del Doctor José Gregorio Hernández. Era un eminente científico, un excelente médico y un profesor insigne. Y a la par un hombre humilde que atendía a cualquiera que le solicitara sus servicios para una sencilla curación de un malestar. Podía dejar admirados a los colegas, a su equipo en el laboratorio o a sus alumnos en la cátedra, e irse a atender un paciente y luego pasar por el templo a dar gracias a Dios.

Cuando él muere y la ciudad se estremece, son sus colegas y discípulos los que rodean el cadáver. Pero la multitud crece y cuando al otro día en la tarde sale el féretro sobre los hombros de éstos, el pueblo reclama “también es nuestro” y lo llevan lentamente al cementerio. Su vida es testimonio de un perfecto equilibrio entre ciencia y bondad.

5.- Honestidad

En la Declaración de virtudes heroicas dado en Roma el 16 de enero de 1986, el Santo Padre declaró solemnemente que “no se dejaba deslumbrar jamás por las riquezas, los honores, las alabanzas, el confort”. No por eso nunca dejó de andar bien vestido, incluso a la moda, pues fue un hombre de mundo, bien relacionado socialmente, que tuvo cargos importantes en la administración de asuntos médicos y académicos.

Recibió recursos importantes para adquirir en Europa los equipos para fundar en la Universidad de Caracas las cátedras de Histología Práctica y Patología, de Fisiología Experimental y de Bacteriología (la primera que se fundó en América) y luego rindió cuentas detalladas de esos ingresos y esas inversiones.

6.- Responsabilidad

La responsabilidad fue una de las virtudes centrales del Doctor José Gregorio Hernández. Respondía por sus actos, cumplía sus compromisos y era un hombre de palabra. Quería estudiar derecho, pero su padre lo convenció para que se formara como médico, y llegó a ser el mejor médico del país. Le prometió a su familia regresar a su tierra natal, una vez preparado, y al poco tiempo de su graduación estaba atendiendo a sus paisanos de Isnotú, Betijoque y sus alrededores.

Cuando asumió sus cátedras en la Universidad asistió puntualmente a todas sus clases. Quien hablaba con él sabía que estaba hablando con una persona seria, confiable, honorable, puntual, correcta e incapaz de mentir o faltar a la palabra empeñada.

7.- El Trabajo Honesto

Cuando estudiaba se desempeñó como ayudante de la escuela, trabajó en algunos oficios y en la universidad como preparador de cátedras. Luego ejerció la medicina, fue investigador y profesor universitario. El Dr. Hernández se preocupó por mantener una economía familiar sana, procurando la generación de recursos necesarios, pero no acumuló fortunas ni bienes. La constancia, la perseverancia y la dedicación fueron virtudes del Doctor José Gregorio Hernández.

8.- Humilde sencillez y autoridad

José Gregorio Hernández combinaba con mesura y elegancia austera. Vestía a la moda sin ostentación, con su característico traje negro y camisa blanca negra, siempre impecable. Igualmente su vida privada fue ejemplo de sobriedad, pero con las comodidades y una vida confortable y sin lujos.

Humilde y sencillo. Nuca arrogante, hacía el bien sin mirar a quien, y así como fue caritativo lo fue de manera prudente, sin jamás alardear y de sus conocimientos y generosidad.

9.- Respeto a la dignidad de la persona humana

Todos eran iguales frente a José Gregorio Hernández y a todos los atendía con esmero, educación y cortesía, aunque tenía fama de ser severo con sus estudiantes, pero también la tenía de justo. La vida de cada ser humana era un valor superior y son muchos los testimonios de su abatimiento cuando no lograba salvar alguno de sus pacientes.

La Venezuela posible debe estar basada en el respeto a la dignidad de la persona humana, tal como lo practicaba de manera cotidiana José Gregorio Hernández.

Por: Silvia Barboza / Foto: Cortesía

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