El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se va hoy del Líbano con la «impresión» de que el grupo chií Hizbulá «no está buscando la guerra» con Israel, pero alerta de que la situación se ha puesto aún «más fea» tras el reciente ataque contra Hamás en Beirut.
Borrell llegó al Líbano apenas tres días después de que un bombardeo atribuido a Israel matara al número dos de la oficina política de Hamás, Saleh al Arouri, y cree que la renovada tensión «no ha hecho más que reforzar la necesidad» de su viaje, explicó en una entrevista con EFE en Beirut.
Durante su visita, ya prevista antes del ataque, ha mantenido encuentros de alto nivel con las autoridades libanesas como parte de sus esfuerzos para evitar una guerra en el Líbano y se ha visto también con el líder del bloque parlamentario de Hizbulá, Mohammad Raad.
«Yo he deducido que Hizbulá no está buscando la guerra, o no está buscando una guerra de mayor intensidad y de mayor extensión», consideró Borrell, a punto de cumplirse tres meses de intenso fuego cruzado entre el movimiento chií y las fuerzas israelíes en las áreas fronterizas.
«Mi impresión, que ojalá no me equivoque, es que son perfectamente conscientes de la gravedad de la situación y de las consecuencias que tendría un enfrentamiento mayor, que podría arrastrar a Irán», agregó, al recordar que el escenario derivado de la guerra de Gaza también tiene ramificaciones en terceros frentes.
El jefe de la diplomacia europea es consciente de que la situación en el Líbano es «crítica» y de que «las cosas se han puesto más feas sobre el terreno» tras el asesinato de Al Arouri en los suburbios beirutíes.
A su juicio, los esfuerzos diplomáticos de desescalada deben centrarse en «los factores de inestabilidad» que afectan a las zonas fronterizas entre el Líbano e Israel: una divisoria sin delimitar, territorios disputados y una zona tapón «que realmente no es una zona tapón».
Esta misma semana, el líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, abrió la puerta a un futuro diálogo para delinear la divisoria entre ambos países -actualmente separados por una línea de repliegue trazada por la ONU-, pero lo condicionó al previo final de la guerra de Gaza.
Pese a ello, el político español pide «ir avanzando tarea» en «la medida de lo posible», consciente de que una disputa territorial no se cierra en un «fin de semana» y de que algunos aspectos, como la posibilidad de que Hizbulá se desarme en el sur, «ahora parecen un poco utópicos».
Por: Agencias / Foto: Cortesía