Este sábado 7 de diciembre se cumplen tres años de la conformación de una gestión cultural en la ciudad de Maracaibo que se convirtió en una fuente para la transformación social en las 18 parroquias de la capital zuliana.
La elección de Rafael Ramírez en las elecciones del año 2021 se convirtió en un impulso a las expresiones culturales en el municipio, las cuales se vieron relegadas en los años precedentes, pero que bajo la dirección de Malena Soto, retomaron un brío que hoy tiene sus frutos en el balance que se hace del trabajo cumplido.
Soto se emociona al hablar de la tarea que ha desarrollado el equipo de la dirección de Cultura la cual ha ido creciendo paulatinamente en este trienio. Son 52 personas que se dedican a la promoción de los diversos programas que se desarollan, y esa labor ha saciado «la sed de cultura» que se vivía en Maracaibo.
Son tres años de ir levantando una gestión centrada en ofrecer cultura para la vida y así lo han recogido en los pasos andados por las 18 parroquias que les corresponde atender.
Recogieron una dirección que no tenía ningún programa para desarrollar y hoy son más de siete cuya ejecución de actividades en paralelo ha impactado directamente a más de 40 mil maracaiberos, por lo menos, durante el lapso de 2024. Aunque cree que las cifras podrían quedarse cortas porque no se cuentan las visitas guiadas al Museo de Artes Gráficas Luis Chacón, donde se realizan, en promedio, seis exposiciones por año.
Desde su oficina en el Museo de Artes Gráficas Luis Chacón, donde está con Arlenis Vargas como directora adjunta, Soto explica que la conformación del trabajo se inició con la reinauguración de este lugar que contiene en sus depósitos más de 912 obras de arte que conforman el patrimonio artístico del municipio con obras de exponentes de la pintura venezolanos como Paco Hung, Francisco Bellorín, Oswaldo Vigas, y de talla internacional como el colombiano Ómar Rayo.
Pero la dirección se enfoca con un propósito como «es la cultura como eje de transformación y de desarrollo humano«, con la premisa estudiada por la psicología que refiere que la cultura y el arte son «primeros auxilios psicoemocionales del ser humano«.
Los programas establecidos
Estructurar una agenda que conlleve a dar esa «asistencia» psicoemocional los llevó a instrumentar en primera instancia el programa de «Domingos Culturales» que este fin de semana llega a su fin por el año 2024.
Alli los artistas locales pueden exponer ante un gran público sus habilidades ya sea de canto, baile, recitación, de representación o de tocar algún instrumento en la concha acústica de la Plaza de la República.
El otro programa incluye el de «Danza para la vida» donde agrupaciones locales de las 18 parroquias se van eliminando hasta llegar a una final. Las escuelas de danza se fomentan para darle robustez al programa. En este momento hay cuatro escuelas de danza nacionalista u tres de danza urbana. Con miras a que se multipliquen a por lo menos una por parroquia.
En la actualidad están funcionando en las parroquias Bolívar, Caracciolo Parra Pérez, Luis Hurtado Higuera, Antonio Borjas Romero, Cecilio Acosta y Francisco Eugenio Bustamante.
El programa «Pinta a Maracaibo» tiene como objetivo que personas de todas las edades «puedan manifestar su amor por la ciudad a través de la pintura«.
Con la intención de acercar las actividades a las comunidades se encuentra el programa «Cultura Móvil» donde se desarrollan talleres de títeres, pintura, y otro tipo de actividades rápidas, que permiten que la gente se enamore del arte y se sume a lo que se está haciendo.
«Siempre Cultura» es un programa de formación que instruye a las participantes en el arte del tejido y lleva por nombre «Tejiendo sueños«.
Está dirigido a personas adultas y de tercera edad que aprenden a tejer los Soles de Maracaibo, que es una técnica de tejido única en el mundo que es de origen catalán, y desde la capital del Sol Amada se difunde a varias regiones del país, ya que se ha solicitado la asistencia para ofrecer esos talleres en otras ciudades de Venezuela.
También hay talleres diversos como la de creación de títeres y de otras manifestaciones artísticas.
La dirección incentiva el coro infantil y de adultos y los más consentidos del ente local como es el kinder musical que se dedica a la iniciación musical de niños donde aprenden a tocar flauta, campanita, triángulo y xilófono. Además, cuentan con el ensamble Rafael Rincón González, integrado por músicos adultos que interpretan música zuliana.
La danza sin dida alguna es la principal programa que trabajan porque creen en ella como ente de transformación y por la red que existe en la ciudad de Maracaibo, donde se ubican unas 80 escuelas, según el censo que levantaron.
Ello ha permitido crear alianzas y trabajos en conjunto con las agrupaciones privadas y de otras de carácter público.
La huella cultural en la gente
Explicar cada uno de estos programas llena de orgullo a su directora que siente especial agradecimiento con todos los que se compenetran en el cumplimiento de los objetivos que se trazan en cada uno de ellos. Los recursos son pocos, apenas 147 mil dólares para atender a una urbe de casi dos millones de personas, pero se multiplican porque lo hacen con creatividad para alcanzar lo que se propone.
Cuentan con un programa de Promotores culturales quienes se encuentran en las parroquias y se convierten en el enlace entre la dirección y las comunidades para hacer actividades allí.
Las palabras de Soto parecen no abarcar todos los logros cuando se habla del impacto humano que ha dejado el trayecto andado durante estos tres años por las parroquias maracaiberas.
Tiene mucho que contar, pero narra con especial emoción una anécdota que le ocurrió en un sector del suroeste de Maracaibo donde se estableció una escuela de danza urbana.
Señala que en el marco del primer interparroquial de danza de Maracaibo la mamá de una de los participantes se le acercó y le pidió que le diera la oportunidad de hablar con el alcalde Rafael Ramírez, que siempre demostró su apertura para oír a las personas, allí le agradeció la dedicación por cumplir con el evento pero sobretodo porque se dio cuenta que lo que ella pensaba era un lugar para dejar a su hija por un rato le demostró que ella tenía talento y era una artista que con su danza podía salir a otras partes de la ciudad ha demostrar lo que tanto amaba: bailar.
Otra anécdota para referir el impacto social del programa de danza se dio en una comunidad de Luis Hurtado Higuera donde se enseña la danza urbana. Participar en todo el trabajo coreográfico los transforma a ellos y a su entorno familiar porque de alguna manera se entrelazan dando apoyo a las actividades.
En este caso la historia que cuenta Sito indica que una mamá le expresó profundo agradecimiento «porque usted ha salvado a mi hijo de ser un malandro» y ella le responde que no fue ella sino el mismo muchacho que se salvó por su dedicación.
Y así abundan las experiencias acumuladas en «Danza para la vida» que tocan las fibras del corazón no solo de Malena Soto sino de quienes están involucrados en el programa ya que se saben satisfechos por el trabajo que realizan como aporte a la sociedad
Hoy la escuela de danza urbana de Almawin que comenzó con cierto recelo con apenas siete integrantes hoy en día suma a 32 adolescentes de ambos sexos que comparten su gusto por el baile de la mano de profesores calificados para prepararlos.
Y así muchas otras experiencias afloran de parte de Soto que ve la potencialidad de los niños, niñas, jóvenes adultos y de la tercera edad que participan en los diferentes programas que le tocó moldear.
Lo vivido durante su gestión forma parte de su currículo de vida, que hoy exhibe con el orgullo de haber aportado a la ciudad una estructura cultural que se puede sentir y apreciar en los cuatro puntos cardinales.
Hoy es un día para celebrar los objetivos de la «Cultura para la vida» que aún le falta recorrido para dejar muchas alegrías entre el pueblo de Maracaibo.
Por: Edgar Bolívar / Fotos: Lizaura Noriega