domingo, septiembre 29

Es la hora de la paz

Pareciera que la humanidad perdió el significado de la paz. Los tiempos que corren nos dejan ver un mundo plagado de conflictos, guerras, divisiones y confrontación permanente.

La retórica de la guerra es recalcada entre quienes deciden los destinos de los pueblos del mundo. El “Espíritu de Asís” nombre que se le dio al histórico encuentro por la paz con todas las religiones del mundo convocado por el papá Juan Pablo II en el año 1986 se hizo un llamado permanente por la paz del mundo y el fin de las injusticias.

Después de casi cuarenta años líderes religiosos, políticos, jefes de Estado, intelectuales, hombres y mujeres preocupados por la paz del mundo hacen encuentros todos los años en distintos lugares como Roma, Bruselas, Bucarest, Washington.

Un abanico de líderes mundiales se han tomado en serio las palabras pronunciadas por San Juan Pablo II precisamente en Asís la tierra de San Francisco de Asís donde señalaban “no hay paz sin un amor apasionado por la paz”.

Es el momento de romper -decia Juan Pablo II – las cadenas fatales de las divisiones engendradas por ideologías que desprecian al hombre y su dignidad.

Es urgente que la humanidad rompa con esas doctrinas e ideologías que esclavizan, quitan la libertad y destruyen la dignidad de la persona. Es perentorio acabar con la lógica de la división destructiva que involucra a todo el mundo y que amenaza con aniquilar a todo el planeta.

Recientemente el papá Francisco en declaración conjunta con el Gran Imán de Indonesia hacían un llamado “al diálogo interreligioso como una herramienta eficaz para resolver los conflictos, especialmente los causados por el abuso de la religión “.

Todo esto es una convocatoria tomar la cultura del diálogo, de la atención a los más pobres, cuidando “la casa común “ que es la tierra, la protección de los refugiados que deambulan por el mundo, defender la justicia como garantía de paz.

Hace poco de manera contundente el Sumo Pontífice Francisco calificó de tiranos y dictadores a los líderes que se mantienen indefinidamente en el poder y usan la violencia como instrumento de sometimiento.

En otro lugar asegura que “las dictaduras no sirven de nada y acaban mal, tarde o temprano “. Este es un desafío que tiene la humanidad para detener la lógica de las armas y de la violencia.  Es el momento de actuar por la paz con justicia.

 

Por Ángel Montiel