El drama de los hospitales en Venezuela es general reflejan carencias de todo tipo que hacen difícil la atención a los pacientes, incluso los hospitales más insignes que en el pasado estaban a la cabeza de los mejores del mundo.
En este caso me refiero al Hospital Universitario de Maracaibo. Su unidad de trasplantes y neurocirugía eran consideradas como unas de las mejores de Venezuela y quizás en el mundo porque el Universitario atendía a pacientes que llegaban de municipios foráneos, otros venían de distintos estados y hasta de lejanos departamentos colombianos.
El Hospital Universitario de Maracaibo nació, creció y se desarrolló como un hospital de primer mundo, es decir era este un gran centro de salud pública sinónimo de excelencia y lo mejor en atención médica hospitalaria.
Todo a cambiado en el tiempo para peor como muchas cosas buenas en Venezuela. Con la agudización de la crisis en Venezuela el hospital Universitario es una muestra de la destrucción que en materia de salud vivimos los venezolanos.
Día a día empeora más no hay insumos médicos, los pasillos del hospital lucen oscuros, la emergencia se inunda cuando llueve, cada día hay menos camas disponibles, no hay instrumental médico, el paciente que entra en ese centro de salud para una operación termina con otras patologías que acabarán con su existencia o padecerá una enfermedad que arruinara su vida.
El personal médico, de enfermeras y de obreros tienen salarios de hambre que apenas les alcanza para comer ellos y sus familias. Es triste y patético ver en sus pasillos personas enfermas esperando ser atendidos y muchos mueren codiciado tener alivio a sus dolencias.
Son muchos los que no tienen recursos para pagar una clínica y menos para los gastos de medicamentos, instrumental médico para cualquier operación que en teoría debería ser cubierta por el Estado.
Una trabajadora del hospital que pidió no ser identificada describía el drama que se vive a diario en lo que fue una referencia obligada en la excelencia de atención en materia de salud pública.
Solo para mencionar un elemento -describe la enfermera- es el derrumbe de la sala de descanso de las enfermeras y médicos que tuvieron que habilitar el salón de conferencias del hospital con colchonetas en el piso para poder descansar las largas horas de guardia, sin aire acondicionado y agobiados por el calor.
Está situación del Hospital Universitario de Maracaibo revela que el derecho a la salud se ha perdido y además un manto de opacidad informativa esconde está tragedia.
Por otro lado, montañas de basura rodean el centro de salud, la morgue no funciona, las cavas están dañadas y los cadáveres yacen en el piso esperando ser reclamados por sus deudos.
Sostiene está trabajadora de la salud del hospital Universitario que la emergencia funciona sin nada. El personal hace maravillas en medio de un caos con pocos insumos o sin nada.
Es triste que Venezuela un país lleno de recursos en el pasado este en esta situación de precariedad de su red de hospitales.
Recorrer el Hospital Universitario de Maracaibo es el testimonio palpable de la terrible crisis humanitaria que vive nuestro país.
Sin embargo, vemos con mucha esperanza la designación del doctor Alejandro Borjas, médico cirujano y patólogo clínico que tiene el reto de cambiar este rosario de calamidades que se vive en el Hospital Universitario de Maracaibo.
Como dice el refrán “la esperanza es lo último que se pierde”. Para cualquier comentario: @angelmontielp
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Por Ángel Montiel