Rompiendo los paradigmas de ubicar trabajos por géneros, las mujeres han alcanzado oficios que solo se pensaban podían ser ejecutados o cumplidos por hombres.
Las condiciones de igualdad las han llevado a desarrollar habilidades que no están exentas por pertenecer a un determinado género.
Por ello, en esta fecha del Día de la Mujer, Foco Informativo presenta a tres mujeres que se distinguen por cumplir tareas que ejecutan sin ningún tipo de diferencia, ejerciendo sus labores con eficiencia, y sobre todo, con mucho amor por los logros que les dejan.
Mecánica en los genes
Alejandra Ávila, es conocida en la red social Instagram como La Chica de los Motores, por el interés que tiene por la mecánica, especialmente por el mantenimiento de inyectores, oficio que aprendió de su padre Alberto Ávila, quien gerencia el negocio la Clínica del Inyector “El Profe”.
Alejandra es la mayor de tres hermanos, quienes, junto a su mamá y papá, llevan adelante el negocio familiar en el sector Belloso, de Maracaibo.
La Chica de los Motores desarrolla una tarea de apoyo social a las mujeres en su cuenta de Instagram, quienes la consultan con temas dedicados a la mecánica, porque muchas mujeres sienten que necesitan conocer.
Esta situación recurrente fue observada por La Chica de los Motores, y a partir de allí pudo establecer un taller educativo en el que versa sobre prevención, mantenimiento y seguridad de automóviles dedicado exclusivamente para las féminas.
El año pasado, con apoyo de varias organizaciones y del Instituto de la Mujer de la Alcaldía de Maracaibo, dictó este taller teórico–práctico en seis oportunidades.
Refiere que son temas básicos que les permite a las mujeres conocer detalles de los desperfectos que puedan tener los autos y que las ayudan así a no ser blanco de engaños.
Un total de 60 personas se sumaron a esta iniciativa que pretende continuar durante este 2023.
En cuanto, al acontecer diario de trabajo en el taller, asegura que algunos clientes llegan con la mentalidad de que el trabajo que desean realizar a su vehículo sea realizado por un hombre, pero es “El Profe” quien determina que será ella quien lo realizará, y siempre se van satisfechos con el servicio prestado.
Agrega que esta parte de la mecánica la aprendió de manera empírica, porque su título universitario es de Comunicadora Social, mención Relaciones Públicas, y los conocimientos los ha perfeccionado con el apoyo de su padre, un especialista que dictó cátedras en el INCES y en la Universidad del Zulia.
Señala que todos los días se aprende algo nuevo, aunque ella atiende los casos principalmente de inyectores de los modelos Optra y Aveo.
Entre los proyectos que ha iniciado para darle fortaleza a las féminas está una campaña en las redes sociales que utiliza la despectiva frase “tenía que ser mujer…” para completarla con un aspecto positivo: “tenía que ser mujer para trabajar, atender los hijos y el hogar”; “tenía que ser mujer para mantener una familia,,,” y así un sinfín de opciones que deje a un lado la negatividad propia de la frase para elevar sus virtudes.
Lucha de superación
Mariana Ordóñez forma parte del staff de mujeres que atiende una isla en la estación de servicio Motor Tren, conocidas como bomba de Las Mujeres, porque son ellas las que laboran ahí.
Hace casi una década, cuando tenia 36 años comenzó a ejercer un oficio que era para hombres. Antes se había dedicado a las labores de la casa y a cuidar a sus hijos cuya manutención dependía única y exclusivamente de su pareja.
La ruptura de la relación la hizo comprender que debía salir adelante y un amigo le comentó que había una oportunidad de trabajo en la estación de servicios, ubicada en el corredor Amparo.
Se presentó en el lugar, y fue aceptada por lo que comenzó una travesía que le permitió comprender que las mujeres no pueden ser dependientes y que su género jamás debe convertirse en un obstáculo de superación.
Ahora que sus hijos son mayores ve que su entrega en una labor que no es exclusiva de hombres, como casi ninguna, le permitió crecer y fortalecer su espíritu de lucha por su familia.
Agrega que las ocho horas de trabajo que dura su turno, no causan mayor cansancio, cuando sabe que está dando un servicio indispensable.
Incluso cuando las colas se tornaban tediosas por la presencia constante de usuarios supo sobrellevar las tensiones que se generaron en esos días, aunque aún no ha podido controlar las situaciones donde los hombres se miden a ella de tu a tu sin considerar que están frente a una mujer.
También refiere que durante estos nueve años ha hecho cientos de conocidos, ya que por lo general siempre son los mismos clientes que llegan al lugar, con lo cual se genera un intercambio de relatos cortos que se basan en anécdotas vividas en esas islas de surtido.
Tras este tiempo, donde ha visto desfilar infinidad de vehículos, solo le queda agradecer a Dios haberla puesto en ese lugar y así no depender de nadie, lo cual se entiende como una expresión simbólica de comprensión de la vida y de crecimiento personal.
Entre juegos y risas
Lisbeth Cordero es entrenadora de béisbol en la Pequeña Liga Cacique Mara, encargada del equipo Cardenales. En la actualidad es una de las pocas que tiene esa responsabilidad en el béisbol menor zuliano.
Son 32 años los que ha dedicado a la tarea de formación de peloteros en dicha organización, donde se ha ganado el respeto como dirigente de jugadores en etapa de formación.
En el parque de la urbanización San Rafael dedica horas de trabajo con los niños de la etapa Escuelita que comprende las categorías de compotica, pitoquito y preinfantil, así como la de los equipos hasta Junior.
Son aproximadamente 60 niños y jóvenes bajo su responsabilidad.
Indica Cordero que el béisbol la atrapó desde los 13 años cuando le tocó acompañar a su sobrino a las prácticas.
De la mano de la entrenadora Edixa Ramírez, quien la aceptó como coach, inició su andar y preparación en el béisbol, los cuales siete años después le permitieron ser líder de un equipo.
Recuerda con mucha alegría que en su primera experiencia como manager le encomiendan el trabajo de un equipo que no era considerado como protagonista del torneo interno, y sin embargo, los llevó a ser campeones.
Allí se ganó el respeto de los entrenadores y a lo largo de estas tres décadas lo ha consolidado con trabajo permanente.
Son muchas las bolas lanzadas a los pequeños para que perfeccionen los fundamentos del béisbol como el fildeo y el bateo, pero a la par son miles de horas de trabajo para que aprendan disciplina, humildad y la unión de un equipo. Palabras que expresa para darle peso a la dedicación de entrenadora.
Determina que este trabajo le da muchas alegrías las cuales transmite a sus pupilos, pero reconoce que lo más difícil es manejar a los padres con quienes debe lidiar para que comprendan que los niños están en el campo de béisbol para aprender y disfrutar.
Cordero se entrega a una rutina de formación que cumple los lunes, miércoles y viernes a partir de las 4.00 de la tarde, donde es apoyada por Nicolás Vílchez (esposo), Gonzalo Infante, Henry Cáceres y Delvis Urdaneta, quienes se convierten en elementos indispensables para desarrollar los talentos.
Es un trabajo continuo que va desde el mes de septiembre hasta julio en pos de alcanzar los sueños de los niños de jugar y divertirse, y de ella y sus ayudantes de dejar una enseñanza positiva en todos ellos.
Por: Edgar Bolívar / Fotografía: Lizaura Noriega