Apenas el sol salía, el 21 de diciembre, en la Guajira, cuando ya los niños y niñas de El Rabito y Campo Santo, llenos de ilusión, estaban reunidos para recibir los tan anhelados regalos de Navidad. Más de 250 sonrisas se dibujaron en los rostros de quienes, entre cantos, bailes, tequeños, refrescos, golosinas, juguetes, calzados, útiles escolares, medicamentos y utensilios de aseo personal. Fue un día de bendiciones abundantes.
Como desde hace siete años, los equipos de WAYUUNAIKI, el periódico de los pueblos indígenas, y de la posada turística Palawaipo’u junto con fieles colaboradores preparó este gran día, tal como lo concibió Jayariyú Farías Montiel, fundadora de WAYUUNAIKI y de la posada Palawaipo’u. Ella partió al Je’pira de sus ancestros hace cinco años, pero su gente ha mantenido su legado de servicio y la tradición de Navidad bajo el lema #JayaPorSiempre.
Este año, las sonrisas de sus tepichi se multiplicaron, gracias a los aportes de familias, amigos, y de la colaboración y acompañamiento del General de Brigada Eduardo Ramos Irisa, representado por su esposa, Adelein de Ramos, y el equipo que los acompaña.
“Para nosotros es un honor poder servir a la Guajira y, más, a los niños. Durante todo el año, también, hemos estado con las comunidades en las inundaciones. Tenemos un compromiso con esta tierra”, expresó la señora.
Colaboradores y voluntarios, también, fueron e hicieron parte importante para hacer posible este gran día. Ana Kay Farías, representante de WAYUUNAIKI, contó su felicidad y satisfacción por lograr el propósito este año.
“Sus sonrisas son más que un regalo. Si no vivo para servir, no sirvo para vivir. Esperemos que todos los años se unan más personas para lograr llegar a más niños vulnerables que siempre esperan, con ilusión, un regalo. Ellos no saben de situaciones, la inocencia de los niños no debe perderse”, reflexionó.
Esas sonrisas quedarán impregnadas en el corazón de cada niño. Fue una alegría enorme este día para los tepichi de la Guajira.
Por: Nota de Prensa / Foto: Cortesía