Tras dos años de incertidumbre y de casi una pausa completa de actividades, el turismo en América Latina está dando sólidas señales de recuperación, incluso llegando a los niveles anteriores a la pandemia.
Tanto el turismo hacia el exterior como el receptivo han registrado números positivos que le dan base al crecimiento del PIB turístico regional del 48,2 % con respecto a 2021 que auguró en mayo pasado el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, con una generación de ingresos por valor de 233.000 millones de dólares en toda América.
Reflejo de este crecimiento es el hecho de que el tráfico de pasajeros haya aumentado hasta mayo un 180,5 % en comparación con el año pasado, de acuerdo a la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
Este dato se acompaña de las conclusiones del Mastercard Institute, según las cuales las reservas hechas desde EEUU hacia República Dominicana, México, Jamaica y Puerto Rico fueron en aumento un 84 %, 73 %, 65 % y 56 %, respectivamente, en comparación con las efectuadas antes de la pandemia, en 2019.
El mismo estudio de este organismo indica que «a pesar de los increíbles desafíos en la industria de los cruceros, el gasto a nivel mundial, incluidas las reservas, está aproximadamente una décima parte por debajo de los niveles de 2019«, una realidad que se deja sentir en los puertos latinoamericanos y del Caribe.
El panorama
«Después de haber pasado la peor crisis de la historia del turismo, estamos saliendo«, declara a EFE Pablo Singerman, director de la maestría en Economía y Turismo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del estudio Singerman & Makón Economía y Turismo.
«Desde el año 2020 veníamos haciendo estudios, investigaciones de mercado en las que fuimos midiendo durante los peores momentos de 2020 y 2021 dos variables: qué estaba sucediendo con el ingreso de las personas y si el ahorro que se estaba generando se destinaría al turismo interno o hacia el exterior. Esto nos dio datos muy interesantes«, agrega Singerman, quien explica que con base en estas prospecciones fue que supieron que «la recuperación iba a ser mucho más rápida de lo que se venía pronosticando«.
Y así está sucediendo. En Colombia, por ejemplo, las reservas aéreas para el periodo junio-agosto fueron 304.315, cifra que supera en un 148 % las del mismo lapso de 2021, cuando el país estaba empezando a salir de la pandemia, y que equivalen al 98 % de las 311.763 registradas en el mismo periodo de 2019.
Perú ha recibido a más de 750.000 viajeros en lo que va de año, según informó el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez, pero aún está lejos de los más de cuatro millones de turistas que ingresaron en 2019 y generaron 3.700 millones de dólares en divisas.
Chile tampoco la tiene fácil. El país no se ha repuesto del todo del doble golpe de las protestas sociales de 2019 y la pandemia desde 2020, y hasta mayo de 2022 habían ingresado solo 120.000 extranjeros. El gremio turístico calcula que le tomará 51 meses volver a las cifras de anteriores a la pandemia, cuando llegaban a Chile cerca de seis millones de turistas
En Argentina, es el turismo interno el que ha florecido tras las restricciones en torno al uso de dólares en el exterior, los programas nacionales de preventa turística y la avidez por salir a viajar tras la pandemia.
Según datos oficiales, entre enero y marzo cerca de 12,4 millones de argentinos viajaron por el país, la cifra más alta en los últimos diez años, generando una derrama económica de 311.562 millones de pesos (unos 2.440 millones de dólares).
El descenso del turismo emisivo está estrechamente ligado a las restricciones a la compra de dólares: los argentinos sólo pueden cambiar 200 mensuales en el mercado oficial de divisas, tienen que abonar un impuesto del 65 % a sus compras en el exterior y tampoco pueden financiar en cuotas los viajes al extranjero.
Por: Agencia