lunes, diciembre 23

José Aranguibel: ¡MUD no admite dolidos solo unidad verdadera!

“La unidad lo hace todo y, por lo mismo, debemos conservar este precioso principio”, Simón Bolívar.

En política es común escuchar que dos+dos no son cuatro, pero sabemos que las matemáticas por ser exactas dicen lo contrario cuando de lo que se trata es de sumar y multiplicar y en ningún caso restar o dividir para ganar espacios. Algo de esto puede decirse que viene pasando en la llamada Plataforma Unitaria o Mesa de la Unidad Democrática, MUD, donde aún está caliente la noticia de la designación de su secretario ejecutivo en la persona del exgobernador del Zulia, Omar Barboza Gutiérrez, a quien corresponderá coordinar esta instancia opositora en la búsqueda de una salida que desemboque en elecciones que le pongan punto final al drama social que golpea a nuestra nación que cada vez más pone en peligro el futuro de millones de venezolanos.

Omar Barboza Gutiérrez, conocido como un político ecuánime, ponderado, conciliador y de sobradas credenciales de demócrata, llega a esta responsabilidad por una decisión unánime de representantes de los partidos AD, PJ, UNT, VP, Causa R, Copei y otras agrupaciones más pequeñas reunidas en Panamá el jueves pasado. Nada fácil seguramente la tendrá el exgobernador zuliano para ir cual orfebre de la política hilvanando, tejiendo y construyendo un camino sólido, seguro y sin tropiezos para repeler y sumar a dolidos opositores o no, con argumentos del discurso político unitario que es la esperanza y anhelo de hombres y mujeres de este país que creen que debe ser electoral y no de otro origen el mecanismo de recuperar a Venezuela después de 23 años de gobiernos chavistas, cuyo inventario de legado del “Hecho en Socialismo” es haber construido en más de dos décadas atraso en vez de modernización, miseria por mejor calidad de vida y oportunidades por destierro obligado.

Una de las metas habrá de ser obligar y sentar al gobierno de Miraflores en la mesa de discusión para retomar y lograr garantías que lleven al país a elecciones generales en 2024, tarea donde el dirigente Gerardo Blyde ha venido haciendo un trabajo coherente contra viento y marea. Pese a críticas de aves agoreras el acompañamiento de países amigos deberá seguir siendo garantía de no permitir o dejarle pasar a Miraflores otros strikes para ganar tiempo y continuar corriendo la arruga de la grave situación del país. No obstante, los inconformes, insatisfechos y contrariados, dentro y fuera de la MUD, empiezan desde ya a lanzar su mejor artillería tras conocerse el ascenso de Barboza Gutiérrez. Digo también dentro de la MUD, porque la conducta de algunos “dirigentes” a lo interno de la Plataforma Unitaria que dicen llamarse “opositores”, ofrecen en las primeras de cambio declaraciones sin sentido como que “la unidad no es un requisito para la salida de Maduro”.

Si eso piensa David Smolanski Urosa que él sólo o se lo crea. Declarar esa idiotez y por respeto a los venezolanos y a la gente de su partido, Voluntad Popular, debería ponerse como tarea revisarse como “dirigente opositor” y hacer un acto de contrición, cerrando su boca y no ponerse del lado de los intereses del gobierno a quien favorece finalmente. Con amigos así para que tener enemigos los venezolanos. Será que él no sabe o se hace que sus compañeros de partido están comiéndose el mismo cable que también digiere la mayoría del país, donde el hambre, pobreza extrema y malísimos servicios públicos han crecido como la espuma estos últimos años. Claro, él y otros “dirigentes” que no deben estarla pasando muy mal en el exilio, sólo puede ocurrírsele semejante torpeza. Asimismo, muchos como ese exalcalde de El Hatillo, entre ellos, Antonio Ledezma, Diego Arria, Antonio Ecarri y María Corina Machado —dentro o fuera del país— son egoístas y no admiten nada que signifique que otros demócratas que no han tenido que abandonar Venezuela, puedan realizar la tarea de unir de extremo a extremo a la oposición. Ellos siempre tendrán en la punta de la lengua la frase de “un pero”, desacuerdo e inconformidad, cuando de lo que debe tratarse es de sumar y no restar, porque el deseo de protagonismo a todo costo sin pensar en la unidad, es preferible sembrarlo y que sigan los desacuerdos. No entienden que finalmente todos hacen falta sin necesidad de seguir echándole carburante a la máquina de la dispersión política y afianzando al peor gobierno que ha tenido Venezuela en más de 20O años de vida republicana.

Me anoto con quienes creen que las esperanzas son las últimas que se pierden. Lo contrario es seguir dispersos y en desbandada favoreciendo a Miraflores por aquello de que en río revuelto ganancia de pescadores. De allí que en mi humilde opinión suscribo lo que he leído en algunos escritos que reeditar algo similar a un Pacto de Punto Fijo —firmado el 31 de octubre de 1958— puede cerrar las heridas, no continuar perdiendo valioso tiempo y posibilitar de verdad la unidad opositora a la que aspiran los venezolanos. En ese tránsito es Omar Barboza Gutiérrez garantía de que sí es posible la unidad en la construcción de un nuevo país. No es fácil, pero jamás imposible.

Por: José Aranguibel Carrasco / CNP-5003