jueves, diciembre 19

¿Y después del Esequibo?

«No soy un optimista, sino alguien que cree mucho en la esperanza«.
Nelson Mandela

Quizá creyendo, esperanzados y convencidos en lo que dice el proverbio que «quien pega primero, pega dos veces» sea la teoría que tiene el gobierno de Guyana de pretender apoderarse de los 160 mil kilómetros cuadrados del territorio Esequibo o de una buena tajada de ese pastel que pertenece a Venezuela, hoy en pico e’ zamuro ante la Corte Internacional de Justicia, CIJ, donde esa instancia ha dictaminado a favor de la ex-colonia británica algunos reparos del gobierno de Miraflores que sospechosamente arrojaron 14 votos a su favor contra uno solo de nuestro país.

En medio de toda esta alharaca que ahora nos la quieren meter hasta en la sopa, con la realización de un «referéndum consultivo» que organiza el gobierno venezolano para el cercano 3 de diciembre, a la Revolución del Siglo XXI y a sus dirigentes les debe quedar la amarga lección que eso de cosechar «amigos» por interés circunstanciar buscando protagonismos efímeros no es lo que trae buenos resultados. Por eso es clarísima la frase que, «amigo es ratón del queso«, o que mejor si lo hubiesen pensado es preferible andar sólo que mal acompañado, cuando no hace mucho tiempo los países que integran la Comunidad y Mercado Común del Caribe,(CARICOM), a una sola voz, se cuadraron con el presidente guyanés, Irfaan Alí, en el litigio territorial que esa nación mantiene con Venezuela.

Eso es cierto. Son las mismas naciones caribeñas, –en su mayoría ex-colonias británicas–, a las que en el gobierno del desaparecido Hugo Chávez Frías, cuando Nicolás Maduro era Canciller de la República y hoy ocupa Miraflores, terminamos como país cayendo en la trampa de pisar una concha de mango cuando, sólo los «revolucionarios», no la mayoría de los venezolanos, consideraron sus panas, hermanos o camaradas del alma, a lo «Patria o Muerte«, a la dirigencia del CARICOM a quienes, sin consultarnos a usted amigo lector, a mi ni a nadie, les otorgaron el derecho de tener un trato súper preferencial en la facturación petrolera a precios de ganga, mejores, diríamos, hasta los que exhibían en su época las tiendas PepeGanga.

Además, les brindaron especialísimos arreglos en el comercio bilateral y otras prerrogativas que al final del camino han resultado ser tremendo vacilón, engaño y viveza política caribeña. Eso le ha pasado al oficialismo, no a todo el país, porque a ellos tocándoles dirigir la política exterior de Venezuela han dejado de lado una responsabilidad impostergable que echaron al sueño de los justos al no organizar, buscar y construir la solución a esta centenaria reclamación que venimos escuchando desde que pasamos por la educación primaria.

¿Es qué acaso no tenemos evidencia física, documentación irrebatible, excelentes y buenos historiadores y conocedores del tema del Esequibo?. La pereza y dejar pasar el tiempo traduce la falta de voluntad política que ha existido. No hay otra explicación. Ahora bien, me incluyo entre los millones de venezolanos que nos gustaría conocer, saber y enterarnos que ha hecho el gobierno revolucionario en 24 años de existencia para recuperar, rescatar y recobrar el territorio Esequibo. Es la pregunta. No evasivas o endosarle a terceros una responsabilidad intransferible, cuando es sabido que en ese territorio hay cuantiosos recursos naturales.

Además, minerales valiosos y estratégicos. El petróleo, uno de ellos, desde hace rato la empresa Exxonmobil viene explotándolo y comercializándolo ilegalmente con la anuencia del Estado guyanés. Será por eso que solo hace días en un tono arrogante, de guapo y apoyado el presidente guyanés, Irfaan Alí, en visita al territorio Esequibo aseguró que «el gobierno y la oposición emitimos recientemente una declaración conjunta en la que dejamos muy claro que nadie cometa ni un solo error. Esta Esequiba es nuestra. Cada centímetro cuadrado de ella«.

Obviamente el gobierno venezolano por vía de la Cancillería emitió una respuesta exhortando a «desechar la carrera bélica» y le pidió, en cambio, asumir el «diálogo» para resolver esta controversia. Si Guyana tiene o no «padrinos» para aseverar con tanta seguridad lo dicho por Irfaan Alí, lo verdadero es que a la Exxonmobil lo seguro es que no le importa en nada la situación de los pensionados venezolanos, la existencia de extrema pobreza o que millones de hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos hayan huido buscando una mejor calidad de vida en otras latitudes. Seguro tiene aprobadas otras concesiones ilegales, ilegítimas y arbitrarias de exploración petrolífera en tierra y en la fachada Atlántica que es parte del litigio con Venezuela.

Obviamente, presumo, que no sólo es esa empresa. También otros gobiernos deben estar frotándose las manos, armando apuestas a futuro por aquello que «a río revuelto, ganancia de pescadores«. No olvidemos que en un pasado reciente gobiernos chulos sacaron provecho de la chequera que caminaba por América Latina repartiendo millones de dólares cuando para Miraflores el Esequibo no era la preocupación, sino ganar aliados, cargos, puestos y posiciones en organismos de la geopolítica internacional, entre ellos, Países No Alineados, OEA y la ONU.

En la calle ya escucho a más de uno deshojando la margarita, negando o afirmando que el 3 de diciembre irá o no a votar. Me anoto entre quienes votarán afirmativamente respondiendo las preguntas del tema. Lo haré, no por respaldar al oficialismo que demasiada responsabilidad tiene en desempolvar, 24 años después que llegaron al gobierno, un tema de este calibre cuando lo que nos jugamos, digamos, es parecido a hacerlo con una pierna, un brazo o los ojos de nuestro cuerpo. Decido como venezolano que desea que el desmembramiento territorial no le dé la razón a la antihistoria de las naciones.

En resumen, visto el escenario nada halagador y que solo se haga el milagro que más temprano que tarde –que no sea muy lejano– el territorio Esequibo esté del lado que los documentos históricos así lo determinan, no nos queda a los venezolanos otra cosa que prenderle una vela a cada Santo para que al recuperar ese pedazo de tierra venezolana podamos ver el mapa político del país completo sin la odiosa referencia de «zona en reclamación«. Si no es así, entonces tendremos que decirle al gobierno venezolano: «piastes tarde pajarito«..

¡Amanecerá y Veremos!

Por: José Aranguibel Carrasco / CNP-5003