Un año después del primer confinamiento mundial por la COVID-19, la ciudad china de Wuhan, en la que se registró el primer brote de la enfermedad que causó la pandemia, puede celebrar de nuevo su festival de los cerezos en flor.
En total, en la ciudad hay más de 500 mil cerezos, aunque los turistas suelen elegir dos parques en concreto para pasear entre ellos: el de la Universidad de Wuhan y el del Lago del Este.
En este último, cuyos responsables aseguran que está a la altura del de Hirosaki (Japón) y el de Washington merced a sus 10 mil cerezos repartidos en más de 28 hectáreas, cientos de personas se daban cita pese a la fría bruma matinal y a una llovizna que hacía que los árboles perdieran pétalos más rápido de lo habitual.
La ocasión lo merecía: Wuhan sufrió uno de los confinamientos más estrictos del mundo desde el 23 de enero al 8 de abril del año pasado, por lo que sus habitantes se quedaron sin celebrar el Año Nuevo lunar, la principal festividad del año en el país, y el festival de los cerezos en flor, su orgullo local.
El año pasado los árboles solo recibieron visitas virtuales, con más de 4,5 millones de personas participando del primer día de una serie de emisiones en directo en las que los internautas de otras partes del país menos afectadas quisieron enviar mensajes de ánimo a los wuhaneses.
Por: Agencia