La organización partidista Psuv radica su control nacional en el espejismo electoral. Desde que arribó a Miraflores (como MVR), basó la retención del poder utilizando todos los recursos del Estado para alcanzar sus fines. Con Chávez hasta 2006 el populismo bastaba, desde
2012 todo cambió, la atroz violencia institucionalizada se sumó a la malversación de fondos públicos con fines electorales.
Ya para 2019 no quedó vestigio de legalidad ni de legitimidad para el chavismo, las sanciones internacionales penalizan las elecciones inconstitucionales y antidemocráticas que perpetra en Psuv, quien en líneas generales impone partidos, candidatos, electores y resultados, la gran pregunta ¿Cómo es que más elecciones de este tipo van a alivianar las sanciones? Ahora es el turno de las regionales/municipales, en la que solo participa una pretendida oposición a la que el TSJ obsequió los partidos más importantes del país, en pocas palabras, los candidatos resultantes tienen alma roja. Es decir, y ello es solo uno de los peligros que reviste la maldición de las elecciones en condiciones mínimas/absurdas: no importa el resultado, el chavismo no ve peligrar su proyecto y, por qué no pensarlo, una de las encomiendas de estos “nuevos gobernantes” es ser puerta franca al Estado Comunal.
No se sorprenda al leer este artículo, porque sí observamos bien nos damos cuenta los candidatos de esta supuesta oposición se olvidaron del chavismo, dedican sus discursos (al igual que el régimen) a atacar a la oposición reconocida internacionalmente y condenar las sanciones a pesar que las causas que las originan día a día se agravan, precisamente, como este tipo de espejismo electoral en la que ellos son carne de cañón y desechables.
El régimen jamás permitirá elecciones transparentes, sabe perdería abrumadoramente, por ello alquila una oposición, repetimos, desechable. Sea como sea, este “esfuerzo” es estéril: en primer lugar, nunca ha perdido un poder público, tiene más de 20 años gobernando a sus
anchas, las plazas que los venezolanos le han quitado por votos termina reteniéndolas al quitarle competencias, recursos e imponiéndoles un poder paralelo. En segundo lugar, este tipo de elecciones solo continuarán acarreando más abstenciones históricas, instituciones no
reconocidas y más sanciones… aquí no hay sorpresas.
La abstención es independiente, el sentimiento más legítimo inclaustrado en la sociedad venezolana que modificó la conducta del régimen y de la oposición, ambos extrajeron provechos y desventajas, pero quien obtuvo la peor parte ha sido el chavismo quien quedó deslegitimado, ilegalizado internacionalmente, sancionado, solicitado, entre otros padecimientos.
Para quienes tienen cándidas esperanzas en la “vía electoral” reflexionen ¿Por quien va a votar, por una oposición a quien el TSJ les regaló los partidos? ¿Por innaturales candidatos desprendidos de partidos opositores expropiados, puestos a la orden del chavismo? ¿Por candidatos planificados para hacer oposición a la oposición reconocida, no al régimen causante de las tragedias? ¡No es momento para titubeos! El escenario electoral está agotado, el reto de la oposición requerida y de los ciudadanos es diseñar y aplicar nuevas estrategias.
Por Leandro Rodríguez