El volcán Cumbre Vieja de la isla española de La Palma (en el archipiélago atlántico de las Canarias) ha alcanzado plena actividad y amenaza con aumentar su devastación, cuatro semanas después de que comenzara la erupción.
En la actualidad tiene tres coladas de lava, una de ellas a punto de llegar al mar, como ya hizo la primigenia, y una columna de cenizas y gases alcanza los 4.200 metros de altura, lo que produce una atmósfera densa en la isla, aunque la calidad del aire “sigue siendo razonablemente buena”, según informó hoy el director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, reseñó EFE.
Los técnicos hacen hincapié en que no se abrieron nuevos centros de emisión, aunque tampoco se descarta que puedan aparecer más adelante, ya que la tierra sigue temblando, con una magnitud máxima de los sismos en las últimas horas de 4,3 grados de la escala Richter, a 35 kilómetros de profundidad
“El volcán está en plena forma. Cuando las erupciones están cerca del final se produce una disminución en general de todos los parámetros observables, y aún no vemos esas señales, lo cual no quiere decir que las veamos mañana”, explicó a EFE la directora del Observatorio Geofísico Nacional, Carmen López.
Datos de impacto
Cuatro semanas después de la primera erupción, el 19 de septiembre, todavía impresiona la visión de la lava recorriendo las laderas de la montaña y el alto penacho de humo que desprende el volcán y que deja un aire enrarecido en la isla.
Pero por mucho que los especialistas digan que la evolución del volcán de Cumbre Vieja en La Palma es “normal”, no deja de asombrar los datos que ha dejado en un mes de actividad.
La lava que arroja el volcán sin parar, con más intensidad incluso en los últimos días, ocupó una superficie próxima a las 750 hectáreas; destruyó casi un millar de viviendas y más de 200 hectáreas de suelo agrícola, fundamentalmente plataneras, el principal cultivo de La Palma, como del resto de las Islas Canarias.
A esto hay que añadir más de 7.000 personas evacuadas de sus casas, aunque lo más importante es que, gracias al despliegue de equipos científicos y de emergencias que trabajan en la isla desde hace más de un mes, no se perdió una sola vida, ni nadie resultó herido.
Otra colada se acerca al mar
Una de las tres coladas que surgieron del volcán tiene “energía y carga” para alcanzar el mar, ya que está a unos 200 metros de la costa oeste de isla, si bien los científicos no saben cuándo sucederá este hecho.
Esta colada, que avanza a 15 metros por hora con una temperatura de 1.270 grados centígrados, según precisó hoy el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), es una de las dos con más carga de lava, mientras que la primigenia se encuentra alimentada de manera muy débil.
Antes de que llegue al mar, las autoridades recomendarán el confinamiento de la población puesto que la previsión es que una vez la lava alcance el mar se produzcan “pequeñas explosiones” y desprendimientos de ácido clorhídrico, informó este domingo el director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende.
Si llega al mar, sería la segunda colada que lo hace, y la primera ya creó un delta de lava en la costa de una superficie de 36 hectáreas, casi como el Estado de El Vaticano.
La Palma es una isla volcánica, como el resto del archipiélago de Canarias, que en los últimos cinco siglos registró 16 erupciones, concentradas en cuatro islas: Tenerife, La Palma, El Hierro y Lanzarote.
La conocida como “la isla bonita”, por el verdor de su paisaje, ha sufrido ocho erupciones desde que se tienen registros, incluida la actual; la anterior tuvo lugar en 1971.
Por Agencia