Cerca de 260 mil migrantes venezolanos que viven en Brasil, “enfrentan obstáculos en el acceso a servicios sociales, el mercado laboral formal y el sistema educativo”, afirma un nuevo estudio realizado de manera conjunta por el Banco Mundial y ACNUR.
Según el documento, muchas de las trabas que enfrenta la diáspora venezolana en Brasil se derivan de las “barreras lingüísticas y de las dificultades que se presentan al momento de corroborar capacidades profesionales o de validar la documentación que ampara su formación educativa”.
Rovane Battaglin Schwengber, experta en protección social del Banco Mundial, explicó que el estudio fue realizado en el periodo comprendido entre 2017 y el año 2020, tomando en cuenta datos “censales y administrativos”.
“Esperamos que nuestras recomendaciones ayuden a que las personas venezolanas encuentren un hogar en Brasil”, puntualizó Schwengber.
El desplazamiento de millones de venezolanos supone la mayor crisis migratoria en el hemisferio y la segunda en todo el mundo, luego de Siria.
Entre la información divulgada destaca que, pese a que el nivel educativo de la población venezolana en Brasil es el mismo que el de los ciudadanos de ese país, los primeros tienen un 64 por ciento menos probabilidades de obtener un empleo en relación con su contraparte brasileña.
Además, la niñez venezolana tiene un 53 por ciento menos probabilidades de asistir a la escuela. Según el censo educativo de 2020, apenas 37 mil 700 menores de Venezuela se inscribieron en la escuela en contraste con los niños nativos.
Aquellos menores que si asisten a la escuela se enfrentan a situaciones tales como: escuelas sobrepobladas y falta de maestros que hablen su idioma, entre otros, según publica La Voz de América.
El estudio también revela que, solo el 12 por ciento de la población venezolana en edad productiva en Brasil tiene un empleo formal y por lo general, suelen trabajar más tiempo, sus sueldos están por debajo que de los ciudadanos brasileños y su estabilidad laboral en muchos casos es precaria.
“La inclusión e integración en otro país constituyen un proceso a largo plazo cuya efectividad requiere compromiso, recursos y un enfoque verdaderamente integral”, señaló Nikolas Pirani, economista asociado de ACNUR que participó en el estudio.
Marco jurídico favorable
Tanto ACNUR cono el Banco Mundial han reconocido que el “marco jurídico brasileño es favorable” para los migrantes; sin embargo, sostienen, todavía hay mucho que hacer en el campo de la “inclusión e integración” de los migrantes.
Brasil ofrece asistencia social a las personas extranjeras, sin importar su condición migratoria, incluso durante la pandemia.
De hecho, el número de venezolanos que ha recibido ayuda financiera mediante programas sociales se ha triplicado desde el brote de COVID-19. Hoy en día, el 18 por ciento de las personas venezolanas en Brasil recibe este tipo de apoyo.
Aun así, en comparación con la ciudadanía brasileña, los venezolanos tienen un 30 por ciento menos probabilidades de registrarse para recibirlo. De cualquier manera, la formación profesional y el nivel educativo de quienes sí reciben ayuda financiera son mucho más altos que el de la población nacional.
La agencia para los refugiados de la ONU hizo un llamado al Gobierno brasileño a “seguir implementando políticas que consideren las necesidades de las personas venezolanas”.
De acuerdo con estadísticas de ACNUR, el Gobierno de Brasil ha reconocido la condición de refugiado de casi 47 mil personas venezolanas en el país, y más de 145 mil recibieron visas de residencia temporal. Al mismo tiempo, 96 mil personas están en espera de que concluyan los trámites relacionados con su solicitud de asilo.
Por: Agencias / Foto: Cortesía