domingo, diciembre 7

Migrantes venezolanos cruzaron la selva del Darién con rumbo a EEUU, pero ahora retornan a Sudamérica por mar

Caminaron durante varios días por la peligrosa selva del Tapón del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, con el objetivo de conseguir asilo en Estados Unidos.

Pero ahora esos migrantes, principalmente de naciones andinas como Venezuela y Colombia, se dieron por vencidos después de la dura ofensiva del presidente estadounidense Donald Trump contra el asilo y están regresando a sus países, reseñó AP.

El domingo, una embarcación con motor fuera de borda zarpó de un puerto de la costa caribeña de Panamá con 20 migrantes venezolanos, 16 adultos y 4 niños, aferrados a sus mochilas y cubriéndose del agua de mar con rumbo al sur. Tenían que hacer un trayecto de unas ocho horas hacia otro puerto panameño, antes de enfilar para el lado colombiano.

El viernes por la noche, un bote zarpó de la comarca indígena de Guna Yala a pesar de advertencias de mal tiempo y violentos oleajes, y naufragó con 21 personas a bordo, entre ellas 19 migrantes de Venezuela y Colombia que hacían el “flujo migratorio inverso” de norte a sur, lo que cobró la vida de una niña venezolana de 8 años.

Medidas de Trump contra la inmigración

Muchos de esos migrantes aguardaron meses, a veces más de un año, para solicitar asilo formal en Estados Unidos utilizando la aplicación CBP One, implementada durante el gobierno del presidente Joe Biden. Sin embargo, esas esperanzas se esfumaron cuando Trump asumió el cargo el 20 de enero y suspendió la aplicación.

Si bien Panamá no compartió cifras sobre cuántos migrantes están haciendo ese flujo de vuelta diariamente, en la vecina Costa Rica un funcionario dijo a The Associated Press el jueves que estaban viendo entre 50 y 75 nuevos migrantes que viajan hacia el sur cada día.

Grupos numerosos mayormente de Venezuela y Colombia estaban llegando desde hace semanas hasta este puerto en Guna Yala, adonde se les estaba ofreciendo quedarse a domir en colchonetas sobre la tierra y cargar sus teléfonos móviles y comida previo al viaje en bote. Todo ello les costaba entre 200 y 260 dólares por persona, inclusive menores de edad.

Para muchos eran posiblemente los últimos recursos con que contaban después de haber gastado casi todo hasta varios miles de dólares en su intento por alcanzar el llamado sueño americano.

“Sentimientos encontrados”

Karla Castillo, de 36 años y oriunda de la ciudad venezolana de Valencia, estaba junto a su hermana Adriana, seis años menor que ella, en este puerto con la esperanza de zarpar el domingo. Ella vivió cinco años en Chile y en octubre regresó para las elecciones presidenciales en su país, pero tras esos comicios decidió partir de nuevo hacia el norte en una aventura que incluyó cruzar la selva del Darién, que carece de carreteras y en ocasiones es mortal. Llegó hasta la ciudad de Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas, limítrofe con Guatemala.

 

Por Agencia