Afuera del templo de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá se siente el fervor, la fe y la devoción por la patrona del Zulia, todos se preparan para este sábado 30 de octubre, día de la tradicional bajada, entre ellos los vendedores de recuerdos.
Mientras que dentro del santuario los grupos de apostolado, las Hijas de María y los Servidores de María realizan los últimos arreglos para el reencuentro de la Virgen Morena con la feligresía, los trabajadores informales que se encuentran alrededor de la plazoleta están emocionados y esperanzados, porque este año los creyentes de La Chiquinquirá pueden ingresar bajo medidas de bioseguridad y esperan con ello que las ventas sean buenas.
Con escapularios, flores, rosarios, estampitas, cuadros, medallas, pulseras, con diseños de La Chinita, Carmen Castillo, quien tiene más de 40 años sentada en una mesa a las afueras de la iglesia, relata que lo que más le compran los devotos de la Virgen Morena son las flores, pero también aprovecha para expresar el fervor mariano.
“Yo creo en La Chinita porque ella es muy milagrosa. Hace más de 34 años me estaba muriendo por una histerectomía que me hicieron, me salvé y aquí estoy con ella luchando hasta que Dios quiera”, recalcó.
Castillo cuenta que ella vendía en la plaza de la República donde vivió un accidente y se tuvo que ir a la Basílica a probar vendiendo flores y luego comenzó a hacer rosarios y los vendía, fue poco a poco incorporando varias cosas que le iban pidiendo las personas.
“La gente me da las gracias me dice: ay señora usted si tiene cosas bonitas aquí. Usted debe tener años aquí, porque yo cada vez que vengo siempre la consigo”.
Rememora que el año pasado cuando estaba el pico de la pandemia en la región zuliana y realizaron la bajada a puertas cerradas tuvo que laborar muy lejos, por el Centro Comercial Caribe. “Por allá puse una mesita y trabajé. Este año si me dejan voy a trabajar de este lado y confío en La Chinita que me vaya bien , porque tengo mis dos dosis de vacunas”, exclamó la mujer que cumplirá 70 años el próximo 17 de noviembre.
Givanny Salas es otro de los vendedores que también trabaja muy cerca en la misma plaza desde los 12 años. Dice que lleva 30 años trabajando en las afueras de la Basílica.
“La Chinita hace muchos milagros todo el mundo viene a pagarle promesas de todos los estados por sus milagros, pero la gente también tiene que cumplir a La Chinita”.
Salas asegura que siempre trabajó vendiendo libritos, rosarios, “comencé a trabajar en la Catedral y de ahí me vine a trabajar aquí y me quedé con la Chinita, espero vender mucho este año”.
Texto y Fotos: Lizaura Noriega