El jefe del pueblo Huni Kui de la Amazonía brasileña mantiene la «esperanza» de que la ONU ayude a combatir la biopiratería, el robo de los recursos tradicionales de los pueblos indígenas.
Pero los debates para concluir un tratado sobre este tema avanzan «muy lentamente«, estimó el cacique Ninawa en una entrevista concedida esta semana a la AFP en Ginebra, donde se celebra una reunión de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), un organismo de la ONU.
Vestido con un traje tradicional, el cacique bendijo la conferencia, con cantos y música, durante una ceremonia a la que asistieron varios diplomáticos.
Según él, «los pueblos indígenas del planeta siempre han puesto su confianza en la ONU«, pero lamenta que más allá de las «declaraciones y recomendaciones a los Estados, las cosas no cambian«.
Pero, «queremos mantener la esperanza en las Naciones Unidas«, asegura.
El proyecto de tratado –negociado desde hace más de 20 años tras una petición inicial de Colombia en 1999– estipula que quienes depositen demandas de patentes deberán divulgar el país de origen del que obtuvieron los recursos genéticos empleados para la invención y el pueblo autóctono que les proporcionó los conocimientos tradicionales asociados al invento.
Estos recursos –como las plantas medicinales, las variedades vegetales y las especies animales– son cada vez más utilizados en numerosos inventos para la investigación y las industrias cosméticas, de medicamentos, de biotecnología o de complementos alimentarios.
Como por el momento no es obligatorio publicar el origen de las innovaciones, a muchos países en vías de desarrollo les preocupa que se concedan patentes sin el conocimiento de los pueblos autóctonos o que se den para inventos que realmente no lo son.
«Nosotros, como conocedores y protectores de este conocimiento, tenemos mucho para contribuir«, afirma el cacique.
El líder indígena lamenta que «en Brasil y Sudamérica en general«, «empresas se estén apropiando de los conocimientos tradicionales y genéticos de los pueblos autóctonos«, sin autorización.
«Se destruye nuestro territorio, se destruye nuestro conocimiento, nuestro espíritu, nuestra vida, se nos quita todo«, denuncia.
No obstante, destaca que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que regresó al poder en 2023, «tiene mucha voluntad de cambiar las cosas«. Pero, añade «no depende solamente del presidente Lula«.
Ayahuasca
«Muchas plantas son utilizadas como medicinas tradicionales y empresas se están apropiando estos conocimientos para hacer perfumes, medicamentos…«, explica.
Cita como ejemplo la ayahuasca, una bebida ancestral de los pueblos indígenas, hecha con plantas alucinógenas de la Amazonía.
En algunos países se ha desarrollado una lucrativa industria de turismo psicodélico en torno a esta planta, que ahora se puede encontrar a la venta en Internet en cápsulas o infusiones.
«Hay muchos laboratorios que quieren investigar (la ayahuasca) para hacer tratamientos para las personas con problemas psicológicos o mentales«, explica el cacique Ninawa.
La comunidad que dirige –formada por 17.000 miembros en Brasil y 4.000 en Perú– se siente amenazada por la biopiratería: «la manera en la que están ingresando en nuestra comunidad, en busca de conocimientos tradicionales y ancestrales, nos trae una amenaza muy fuerte«.
«Nosotros vinimos aquí para traer una declaración de los pueblos indígenas de Brasil, apuntando lo que son los problemas que están causando en nuestra comunidad esa apropriación de nuestro conocimiento«, explica el jefe del pueblo Huni Kui.
Estos conocimientos «son una parte de nuestra espiritualidad, no un recurso natural para la economía«, sostiene.
«Es muy importante que los gobiernos y que los líderes» sepan que «nuestra relación con la Madre Naturaleza no es económica, sino un medio para relacionarse con la vida«.
Por: Agencia