No basta con hacer una declaración de amor en el sexagésimo aniversario del puente sobre el Lago de Maracaibo y de nuestro lago. Tampoco basta llenarlo de luces de colores y de pintura. Lo que el puente General Rafael Urdaneta y los zulianos en realidad reclaman es la atención y el mantenimiento integral a esta estructura que es icono de la zulianidad y ejemplo de mega estructuras en el mundo.
Lamentablemente, el coloso y nuestro estuario son víctimas de años de deterioro, de abandono y corrupción, además de corrosión y contaminación.
Claro que ambos son símbolos de ese orgullo zuliano y regionalismo que tanto nos llena y nos caracteriza, pero algo que también nos ha caracterizado a los zulianos, pero que tristemente algunos han perdido, es hablar claro y reclamar sin temor a represalias, ni chantajes.
Hoy más que cantarle gaitas lo que tendríamos que hacer en este día es reclamar a viva voz por el estado de deterioro de esta vía de comunicación vital para la economía de la región, reclamar por los recursos dilapidados, las promesas incumplidas, y porque no, recordar hoy, justamente hoy, al puente de la corrupción, el Nigale, el segundo puente sobre el Lago de Maracaibo, anunciado en el 2005 por Hugo Chávez y por el que se fugaron a muchos bolsillos del régimen más de 3.000 millones de dólares, como resultado, no hubo nuevo puente, pero tampoco se invirtió en el existente, ni en la reducción de los niveles de contaminación del Lago de Maracaibo. Y lo peor, nadie ha pagado por tal robo.
Por eso resulta un contrasentido y una burla escuchar los discursos de muchos en este aniversario pretendiendo celebrar los 60 años de su inauguración, y los 523 años del descubrimiento del mayor reservorio de agua que tenemos, el Lago de Maracaibo.
¿Celebrando qué, la inacción?, acaso se puede celebrar el haber desatendido las advertencias y las recomendaciones de los expertos del Centro de Corrosión de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Zulia (LUZ) que en 2010 advirtió sobre los «severos problemas estructurales» que hacen necesario decretar un «estado de emergencia» en el Puente sobre el Lago.
Acaso se puede celebrar haber dado la espalda a los informes del Centro de Ingenieros del Estado Zulia que alertaron sobre la falta de confiabilidad estructural y operacional del puente al tiempo que señalaron que quedan pendientes obras de magnitud como “el retensado de las 384 guayas, inspección y rehabilitación de los cabezales de anclaje de las 384 guayas, sustitución de los aparatos de apoyo móvil de la pila 20 hasta la 38, rehabilitación de los cabezales, fustes y vigas de amarre de las pilas con daños severos en el acero de refuerzo por corrosión, y la rehabilitación del sistema de ascensores del puente”, entre otras acciones de envergadura.
Y seguimos preguntando, ¿Es sensato y cristiano celebrar la muerte del Lago de Maracaibo? Si por años también dieron la espalda e hicieron oídos sordos a las alertas y recomendaciones que expertos del ICLAM y de grupos ambientalistas del Zulia hicieron para evitar mayor daño.
Claro que amamos a nuestro Puente y a nuestro Lago, pero en nombre de ese amor, debemos en este aniversario, no celebrar, sino reclamar, elevar la voz por el estado de deterioro y corrosión del Puente General Rafael Urdaneta y por el grave estado de contaminación de nuestro Lago de Maracaibo.
Es un triste aniversario, esa es la gran verdad.
Por Lester Toledo