
La Santa Reliquia de la Virgen María del Rosario de Chiquinquirá es una sola. Sin embargo, son muchos los fotógrafos o reporteros gráficos que cubren los diferentes eventos desarrollados dentro y fuera de las fiestas patronales.
Naturalmente, y como debe ser, desde el visor de sus cámaras aportan una visión única de la Chinita, así como la devoción que la rodea. A veces estas perspectivas se encuentran en la aglomeración de los eventos religiosos, pero cada uno muestra, a través de su pericia y estilo, algo que lo diferencia del resto de sus colegas.
Este 2025, a 316 años del Milagro de Renovación Mariana, Foco Informativo conversó con tres comunicadores gráficos, quienes mediante sus lentes muestran al mundo cómo el pueblo camina hacia Dios por la ruta que marca la fe mariana en el estado Zulia.
Miguel Pereira: “La Virgen sí escucha”
De los tres entrevistados que este medio consultó para el trabajo, Miguel Pereira puede hablar de la Reina Morena desde dos puntos de vista diferentes.
Hasta 2023 formó parte del departamento de Redes de la Basílica Santuario Mariano. A la fecha aún asiste a las actividades en la casa de la Madre Santísima, pero su fotografía evolucionó a otra cosa.
“Cuando uno está adentro, como dicen por ahí en la crema, uno ve las cosas, pero en el fondo son más emociones humanas que otra cosa. Porque cuando estás adentro estás estresado, estás en el corre-corre, no vives el momento, ya que tienes que hacer lo que te toca. En cambio, cuando estás afuera, es como si el momento se te diera para tú vivirlo, para tú disfrutarlo, para tú sentirlo. Yo he sentido más emociones estando en la última fila del público que cuando estaba en el campo eucarístico”, asegura.
El protocolo y la inmediatez obligan a un enfoque más concreto, donde todo debe salir perfecto, lo que lleva a perder un poco la sensibilidad ante la lo que vive el feligrés común en las ceremonias que rodean a la Virgen de Chiquinquirá.
Pereira, periodista y fotógrafo de profesión, cuenta que en 2016 su madre fue diagnosticada con un tumor maligno. Este hecho lo llevó a encomendar la salud de su progenitora a la Virgen Morena un año después.

“Una promesa que hice a la Virgen fue que, si mi mamá se recuperaba y salía satisfactoriamente de ese proceso, pues yo entraba a ser Servidor de María. En el 2017 no pude, pero ese año fui voluntario en el Potazo Chiquinquireño y ahí nace el deseo definitivo de estar al servicio de la Santa Madre. Me presento el 18 de enero del 2018 como aspirante. Hago todo el proceso y llego al momento de juramentarme”, recuerda el comunicador.
Describe ese momento como “bonito”, donde además encuentra su vocación dentro de los Servidores . Curiosamente, no sería cargando a la Virgen, pues como él mismo confiesa con una sonrisa, no es «muy buen cargador de la Chinita” por un problema que tiene en la rodilla.
“Cuando se iba a hacer el levantamiento del mesón, no podía. Yo dije, bueno, vamos a ver qué se hace aquí. Empecé a ver que me gustaba la fotografía de cuestiones religiosas. En marzo de 2021, para la fiesta de San Juan de Dios, 8 de marzo, me invitan para tomar fotos de esa misa, de esa solemnidad. Yo voy, eso fue en plena pandemia, obviamente, con las medidas necesarias, y empiezo a tomar fotos desde ese día”, resalta.
Su pericia lo lleva a trabajar con el equipo de Redes de la Basílica y encuentra que su servicio no va por cargar a la Chinita, sino tomarle fotos a Ella para todo el mundo, porque esa es la misión de esa plataforma que hoy en día cuenta 309 mil seguidores solo en Instagram.
El mensaje de Dios a través de la Madre
Con su madre curada de cáncer de seno, Pereira vive uno de los momentos más emotivos al servicio de María del Rosario de Chiquinquirá en octubre de 2021. Nuevamente, a la madre del fotógrafo, le detectan un quiste en riñón, pero es convocado al despacho de Nedward Andrade, párroco de la Basílica, para hacer las fotos del Sagrado Retablo para documentar el conteo de la Bajada.

“Ese día, sin haberle dicho a nadie, el padre Neward saca el retablo del reliquiario, y me lo pone de frente, y me dijo estas palabras, que aún no comprendo del todo, pero, de una forma u otra, me dio luces: ‘Ves, Miguel, que ella es más grande que todos nuestros problemas’. Yo estaba llorando. Ese día aprendí que la Virgen sí escucha, que ese retablo sí escucha, que ese retablo sí tiene vida, que ese retablo sí atiende a aquellos que llegan a suplicarle algo, sabiendo siempre, eso sí, que quien obra el milagro es Jesús”, comenta.
El comunicador remarca que estos procesos de tribulación de salud están enmarcados en las fiestas patronales. La cirugía de su madre ocurrió el 2 de noviembre, por eso la cobertura de Bajada, unos días antes, fue una fecha de mucha emotividad. El resultado de la biopsia se lo dieron tres días después de la aurora. No salió el cáncer y, por ende, pues no ameritaba otro tratamiento.
Fotografía de detalle
“Me encanta tomar fotos a los detalles de la Virgen. (…) El retablo tiene millones de detalles que mucha gente ignora. Por ejemplo, te puedo citar el más común, la famosa fisura que tiene el retablo. Esa abertura pasa a la altura de los cuatro corazones de las personas que están en el retablo. (…) Es como si las cuatro personas se hubieran alineado con la grieta que no es completa porque no parte el retablo”, explica el fotógrafo.
El periodista comenta la abertura es aún más pronunciada cuando atraviesa al Niño Jesús, lo que a su juicio aporta un sentido teológico al asunto.
“¿Y qué corazón fue más abierto que el de Jesús? ¿Ves? Es una cuestión que cuando yo se lo digo a mucha gente, me dicen, es impactante porque mucha gente lo ve, pero no se dan cuenta ni siquiera que la posición de la fisura está a la altura de los cuatro corazones”, recalca.

La fe de Pereira en Jesús y su madre María del rosario de Chiquinquirá hoy es más sólida que nunca en mucho sentido, aunque su percepción profesional está más con la emoción porque estima que dice más, principalmente, en estos días de festividades religiosas.
“Ya no es la Virgen que viene solamente, sino la emoción de la gente al ver la virgen. Los que lloran, quienes se tiran al suelo, quienes van con su familia a pagar una promesa, es decir, las personas van por su fe, por su devoción”, concluyó.
José Nava: El enfoque de la Aurora
Hablar del reportero gráfico José “Cheo” Nava es conversar sobre esa lente pertinente que siempre captura el momento que muchos buscan y pocos consiguen, así como del hombre que, a pesar de los avances en la tecnología fotográfica, nunca cambia la confiabilidad del buen ojo y del enfoque manual por todas las facilidades que las cámaras de hoy en día dan.
Sus 33 años de trayectoria y su paso por dos medios de comunicación, uno estrechamente ligado a la Iglesia, como lo fue La Columna, y otro como La Verdad, donde aún continúa, lo certifican como a pocos para ofrecer una perspectiva única sobre la fotografía en la región y de la Virgen.
Admite que su devoción por la Chinita surgió más allá de su casa, pues, a pesar de acompañar a su madre a los actos religiosos en su juventud, sería en 2007 cuando se encuentra con su fe mariana.
“En junio del 2007 sufrí un accidente hablando con una vecina. Resulta que me bajo de la banqueta y me manco un ojo con un alambre de gancho e’ropa, Pensé que el accidente me había dañado el ojo, permanentemente, porque yo mismo me saqué el alambre, entonces yo le dije: ‘Chinita sálvame el ojo derecho que es con el que enfoco, si no me voy a suicidar’. Imagínate, un fotógrafo sin un ojo, es morirse de hambre prácticamente”, recordó.

Los doctores del Hospital Universitario lo examinaron e informaron que lo único que tenía era una “pequeña irritación de prácticamente centímetro y medio en el fondo del ojo”. Desde entonces prometió a la Patrona del Zulia caminar la Procesión de la Aurora. Este año Nava caminará la décima octava aurora.
“Prometí que iba a caminar la Aurora y hacer todo lo posible para que saliera publicado. La primera vez que salí en el 2007, bueno, todo como quien dice, sin precaución, quedaron en llevarme una tarjeta a las 2.00 de la madrugada y la tarjeta nunca apareció, entonces en la primera aurora yo la caminé hasta esa hora. Me fui a mi casa, pero ya al año siguiente, bueno, auroras van, auroras vienen. Entonces ahora de hace tiempo para acá, bueno, de vez en cuando lo que es la (procesión) Parroquial, el día (de la Virgen), la Bajada, las marchas marianas cuando se hacían”, contó Nava.
Para el reportero gráfico María de Chiquinquirá es esa evocación que cuando él está mal o tiene el ánimo por el piso, Ella, como madre, lo abraza y dice: “no te preocupéis, vais a salir bien”.
“La Chinita me dice dónde voy a hacer la foto”
A pesar de tener varias auroras, bajadas y solemnidades cubiertas desde el punto de vista periodístico, Nava siempre supo que ubicación tener para fotografiar y obtener ese retrato que despierte el fervor y amor a la Chinita como faro que ilumina el camino hacia Dios.

“No voy a hacer un social en una Bajada. Trato de buscar eso, entonces por lo menos hay códigos que cuando la calle tiene muchos bombillitos, yo le hago la foto y ella pareciera que estuviera en un cielo estrellado”, explica el también formador de fotógrafos, quien añade que hay una clara diferencia entre la fotografía que toma para cumplir su promesa a la Virgen y la que hace para su trabajo. “Son totalmente distintas, por lo menos con mi fotografía, me voy un poco más a lo que es lo abstracto”.
Nava asegura que la Chinita le dice dónde voy a hacer la foto a través de momentos perfectos de iluminación y de cualquier otro detalle que “Cheo” comprende que son perfectos para capturar la religiosidad del pueblo zuliano hacia la Madre de Jesucristo.
A su parecer, la mejor foto que hizo a la Chinita la tomó 2007 en la Vereda del Lago al finalizar la procesión lacustre, mientras llovía y él tenía 40 grados de fiebre.

“Me hizo acordar la leyenda de cuando ella fue encontrada en la orilla. Entonces Ella, toda iluminada, viniendo en la lancha y con lluvia. Entonces lo único que está en foco es ella. Los servidores, la lancha y todo lo demás están prácticamente fuera de foco y la lluvia está cayendo”, recordó.
Lizaura Noriega: “Sentí paz”
En el año 2000 un floreciente medio de comunicación impreso abrió sus puertas a una joven Lizaura Noriega que buscaba trabajar. Dentro de ese diario ella encontró su vocación y pasión: comunicar a través de imágenes. Hoy, 25 años después, varios reconocimientos y un premio internacional, ella vive sus sueños a través de su propio medio.
En ese tiempo también encontró a través de las fotografías de María del Rosario de Chiquinquirá la manera de agradecer a Dios por todas las bendiciones que aún recibe, como su familia, sus hijas, el trabajo y sobre todo su salud.
Confiesa que su fe mariana surgió hace 14 años, precisamente cuando trabajaba en el diario La Verdad. Aunque estaba en reportería, no asistía a las actividades de la Virgen porque había un compañero que cubría todo lo referente a las fiestas patronales y la religión, era José Nava.

“Yo no iba como feligrés, pero una que otra vez tuve la oportunidad de ir porque estuve como editora de La Verdad TV. Entonces empecé a asistir con unas compañeras de trabajo a las Bajadas, y los primeros años de verdad que no sentí esa, ¿cómo te diría? El verdadero significado de la Virgen de Chiquinquirá. Iba como manera de trabajar y ya”, declara.
En 2017 su hija mayor se fue del país. Migró a Chile y ese año, nuevamente, fue enviada a la Bajada. Es en ese momento donde Noriega estima que se reencontró con la Virgen.
“Sentí en ese momento que estaba hablando con una madre, que sentía lo que yo podía estar sintiendo de haberme separado de mi hija. Nunca había pasado por eso, ni siquiera de dejarla en casa de alguien, que se quedaran. Entonces imagínate tú pasar por esa situación de separarme de mi hija. Fue un momento bastante maravilloso, sentí a la vez paz”, afirmó.
Desde ese momento su participación en las coberturas de las festividades religiosas fue más regular y siempre con el agradecimiento a Dios por todo lo que le daba y también por lo que le quitaba.
“A veces uno no entiende, pero pasa por situaciones que tienen que experimentar, que uno tiene que vivir, pero uno tiene que entender que detrás de todo lo malo que le sucede, hay un ser más allá, que en este caso es la Virgen, Jesús principalmente, que nos da esa fuerza”, remarcó.
Un año después, Noriega, junto a un grupo de periodistas y gráficos nacionales e internacionales, es nominada al premio de periodismo Gabo por un trabajo especial. Sus fotos ilustraban parte del trabajo. Una de las redactoras de la investigación ora y pide orar a la Virgen para lograr el galardón. Sus ruegos fueron escuchados y todo el grupo de comunidades involucrados en la elaboración del texto periodístico ganó.
“Me gusta el fervor”
Una vez llegado el momento de cubrir las actividades de la Reina Morena Noriega busca los detalles. También busca fotografiar a la feligresía, conversa con la gente para hallar historias, «aunque yo no las vaya a escribir».

“Para mí cada detalle cuenta muchísimo, poderla ver completa, porque recuerdo que, en particular, no sé si a otros fotógrafos les ha ocurrido, pero hay veces que la Chinita no se deja ver, como ocurrió en la pandemia. Veía como un espejo, pero no se detallaba completamente, no se detallaba la imagen. Incluso se lo comenté al equipo de Foco Informativo, entonces pienso que eso pasa, no sé si es mi estado de ánimo o está ocurriendo algo que a ella no le gusta. No te puedo decir por qué suceden esas cosas, pero sí realmente he visto que no todo el tiempo se ve clara esa imagen”, comentó.
La reporta gráfica de Foco Informativo también agradece a Dios esa oportunidad de cubrir las celebraciones religiosas en torno a la patrona del estado Zulia, así como las lágrimas de alegría que brotan en medio de ese momento de fe.
“Me gusta ese fervor. Es algo sobrenatural, la gente tiene muchísima devoción, es un momento único, se siente distinto, uno va probablemente los siguientes días a la basílica y no se siente igual, es algo único y por eso siempre doy gracias a Dios”, dijo.

Noriega se ve como un híbrido entre la fotoperiodista y la feligresa porque cuando va a trabajar para la Virgen Morena pide como regalo su mejor fotografía, esa estampa que en lo particular María Madre de Jesús le gusta mostrar, pues hay gente dentro y fuera del país que le piden a esta profesional esas imágenes para conectar con su fe y su pueblo.
Y sobre su mejor foto de la Virgen, Noriega no distingue una particular, pues considera, fuera de todo ego, que todas las imágenes en las que ella coloca su fe y el corazón tienen un significado.
“Para mí todas las fotografías de la Virgen son especiales”, sin embargo, acotó que en las primeras fiestas patronales pospandemia notó que a la Virgen se dejó ver con mayor claridad porque le gusta la multitud. “Creo que la Virgen estaba feliz por reencontrarse como ha sido siempre, llena de feligreses ansiosos de escuchar la palabra de Jesús”.
Por: José Manuel Sánchez

