Con el arribo de un grupo de presos provenientes del penal de Puente Ayala, en el estado Anzoátegui, al centro de formación Winny Mandela, conocida como Cárcel de Nacional de Maracaibo, en Sabaneta, las alarma en el barrio San Pedro, donde está ubicado el reclusorio, se encendieron inmediatamente ya que los vecinos y comerciantes temen vivir nuevamente «los horrores» de antaño cuando el penal funcionaba y era comandado por renombrados líderes negativos de la región.
Tal es el caso de José Salcedo, habitante de la zona desde hace 48 años, manifestó su desacuerdo con el traslado de estos reos, pues cuando la cárcel estaba sobrepoblada «ocasionaron muchos problemas», entre los que destacó el cobro de vacuna.
«Un sin número de problemas ocasionaba esos personajes que tenían allí metido. Hasta ahorita, ninguno de los que viven por aquí estamos de acuerdo con que vuelvan a traer presos para acá. Eso fue un acuerdo que firmó el Gobierno nacional con el gobierno regional que a ese recinto más nunca iban a venir presos, pero como vivimos en un estado sin ley», detalló.
El vecino recordó que cuando la cárcel estaba en pleno funcionamiento con más de tres mil presos, según cifras del Observatorio Venezolano de Prisiones, las balas, producto de enfrentamientos dentro del penal, caían en el barrio José Gregorio, en la urbanización El Varillal, La Misión, entre otros aledaños. Sin embargo, aclaró que en la zona inmediata a la estructura penitenciaria nunca tuvo conocimiento de algunos de esos proyectiles cayera en alguna de las casas.
«Es más yo tengo tres tanques (de agua) allá arriba (en el techo de su casa) y nunca fueron baleados. Yo no sé, esos se mataban entre ellos allá y esa era su vida rutinaria», comentó.
Salcedo comentó que ayer (martes) entraron a la cárcel tres autobuses, dos de empresas privadas y uno del Gobierno, presuntamente con presos.
«No vinieron a traer un paquete de harina. Los bajaron (a los presos) frente al comando (de la Guardia del Pueblo)», contó.
Aseguró que, para algunos vecinos, como él, el hecho de vivir a lado del penal no significaba una situación de zozobra, pero para otros sí, aunque destacó que no quieren que lleven nuevamente «ese problema» otra vez para allá, pues «si se solucionó un problema para volverlo a tener, no es válido».
Alexo Andrade también manifestó su desacuerdo con la llegada de privados de libertad al penal. Su temor a futuro es que estos nuevos presos obtengan armas y acaben con la tranquilidad que viven desde que la cárcel fue desalojada y reacondicionada para admitir una menor cantidad de detenidos, principalmente, de otras nacionalidades.
«No estamos de acuerdo y ¿si después se arman como antes? Aquí llegaron a caer proyectiles y todo. Una vez estaba viendo a las 6.00 de la tarde la televisión cuando de pronto oigo un estallido y veo el proyectil cerca de pies patinando por un tiroteo que tenían los prames allá dentro que me reventó la puerta de vidrio de la puerta», recordó el habitante de San Pedro.
Subrayó que en esos días antes de 2013, año del cierre temporal del penal de Sabaneta, no solo extorsionaban a los comerciantes, también a los vecinos y para sembrar el terror disparaban a las fachadas de las casas.
Andrade también confirmó la presencia de los tres autobuses y detalló que todos eran de dos pisos, además, señaló que es la primera vez que traen a tantos privados de libertad en mucho tiempo, ya que a veces ven como traen cuatro o cinco.
«Allí hay presos. Van para tres años ya con el nuevo régimen, pero al menos ellos no se ven afuera o en la puerta parao, nada de eso, es diferente a lo de la vez anterior, sin embargo, uno no sabe si más adelante van a coger cancha», acotó.
La Cárcel Nacional de Maracaibo, en Sabaneta, recibió los primeros presos en 1958 para sustituir el Retén de Bella Vista. Fue construida para albergar 700, aunque para el momento de su cierre casi quintuplicaba esa cifra.
Por: José Manuel Sánchez / Foto: Cortesía