martes, diciembre 3

TikTok, nueva herramienta de reclutamiento guerrillero en Colombia

«El Frente Jaime Martínez te espera, joven«. Unas botas, una cantimplora, un plato de arroz y la promesa de una vida mejor acompañan al texto. Con mensajes como este, el mayor grupo disidente de las FARC recluta vía TikTok en Colombia.

El frente opera en el departamento del Cauca (suroeste) y responde al Estado Mayor Central (EMC), la mayor facción de disidentes que rechazaron el acuerdo de paz de 2016 entre la extinta guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano. Desde finales de 2023 sostienen conversaciones con el presidente de izquierda Gustavo Petro.

Pero en paralelo mantienen una campaña de propaganda en redes sociales, con influencers uniformados rodeados de narcocultivos y promesas de riqueza ambientadas con corridos mexicanos.

Mensajes que calan en un país atravesado por más de medio siglo de conflicto armado y donde la pobreza afecta a 46 % de la población rural, según el más reciente balance de la autoridad estadística (2022).

«Me quiero unir»

La AFP halló en TikTok, y en menor medida en Facebook, decenas de cuentas, cientos de publicaciones y varias comunidades propagandísticas de este grupo armado. Unos 3.500 combatientes integran el EMC, imponen un régimen de terror en el campo y se financian principalmente del narcotráfico, según inteligencia militar.

Miembros del frente Carlos Patiño de la guerrilla disidente de las FARC patrullan junto a cultivos de coca en el Cañón de Micay, una zona montañosa y bastión del Estado Mayor Central en el departamento del Cauca, suroeste de Colombia, el 24 de marzo de 2024. Al menos ocho miembros de un grupo rebelde armado han muerto desde que el ejército colombiano lanzara una ofensiva en el suroeste del país tras la suspensión parcial de la tregua, según informó un general el 27 de marzo. El gobierno colombiano dijo la semana pasada que suspendía su tregua con el Estado Mayor Central (EMC) en tres departamentos diferentes de la costa del Pacífico, todos ellos importantes zonas productoras de cocaína, alegando la violencia, incluido un ataque contra un grupo indígena que dejó una mujer muerta.

«Me quiero unir«, comenta una joven en un video musicalizado con un corrido mexicano. «Al privado«, responde el usuario de TikTok identificado como «.revolucionario_«.

El mismo perfil ha tenido más de una decena de interacciones similares. «Yo presté servicio militar (…) y ahora me gustaría coger un fusil nuevamente«, comenta un hombre en una publicación donde se ve a uniformados entrenar en un bosque con neblina.

Guerrillas y narcos del país reclutaron a 110 menores de edad en 2023 y este año ya van 23, según la Defensoría del Pueblo.

Para una juventud rural con escasas oportunidades, las disidencias significan cierta estabilidad financiera, pero también muchos «terminan metidos ahí escapando de la violencia intrafamiliar» o de otros grupos armados, dice a la AFP Alejandro Jaramillo, investigador de la Universidad de Nueva York.

«La narrativa siempre ha sido que la guerrilla se va a convertir en tu familia«, agrega.

Ninjas y coca

Existe una red de perfiles asociados al EMC en el Cauca que se siguen entre sí y, en ocasiones, replican videos creados por cuentas hermanas.

Hojas de coca en el cañón del Micay, una zona montañosa y bastión del Estado Mayor Central (EMC) en el departamento del Cauca, suroeste de Colombia, el 25 de marzo de 2024. Las plantaciones de coca cubren las laderas de las montañas del estrecho cañón de Micay, corazón de la guerrilla colombiana, que gobierna su feudo como un miniestado. A lo largo de caminos de tierra, en laboratorios improvisados, los campesinos mezclan abiertamente hoja de coca con gasolina para extraer una pasta utilizada para fabricar la cocaína pura que es una de las principales exportaciones de Colombia. El cañón de Micay es una de las principales fuentes de tensión en las negociaciones entre el Gobierno y los rebeldes del EMC, que se separaron de las FARC cuando firmaron un acuerdo de paz en 2016.

Con miles de seguidores, utilizan imágenes de uniformados a caballo o cruzando ríos en lanchas, acompañadas por textos motivacionales y revolucionarios.

El uso de emojis revela un lenguaje común. La ilustración de una hoja verde hace referencia a los narcocultivos, según expertos, en el país que produce más cocaína en el mundo. Acompañan videos y fotos de grandes extensiones de arbustos de coca.

También los emojis de banderas de Colombia, corazones de colores y el rostro cubierto de un ninja, un «símbolo de la clandestinidad» según Jaramillo, se repiten en las publicaciones de las cuentas rebeldes.

Nuevas y viejas FARC

A diferencia de la propaganda tradicional de las FARC, los videos en TikTok del EMC tienen «una propuesta estética mucho más afinada» y enfocada a un público joven, dice Clément Roux, investigador del Centro de Análisis de Medios (CARISM) de la Universidad Paris-Panthéon-Assas.

Una pancarta del difunto líder y fundador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Manuel Marulanda Vélez, en el cañón de Micay, una zona montañosa y bastión del Estado Mayor Central (EMC) en el departamento del Cauca, suroeste de Colombia, el 26 de marzo de 2024. Las plantaciones de coca cubren las laderas de las montañas del estrecho cañón de Micay, corazón de la guerrilla colombiana, que gobierna su feudo como un miniestado. A lo largo de caminos de tierra, en laboratorios improvisados, los campesinos mezclan abiertamente hoja de coca con gasolina para extraer una pasta base utilizada para fabricar la cocaína pura que es una de las principales exportaciones de Colombia. El cañón de Micay cristaliza todas las tensiones en las negociaciones entre el Gobierno y los rebeldes del Estado Mayor Central (EMC), que se separaron de las FARC cuando firmaron un acuerdo de paz en 2016.

Para el analista, la narrativa del EMC tiene «rupturas y continuidades» con la antigua «cultura fariana«.

La utilización del logotipo clásico de las FARC-EP, referencias a comandantes históricos como Manuel Marulanda y «una glorificación del modo de vida guerrillero» son algunas de las semejanzas.

Pero otras publicaciones revelan un lenguaje «mucho menos vertical» al «jerarquizado» de la antigua guerrilla que depuso las armas.

Hoy «cada combatiente tiene un celular» con el que puede producir contenido, añade Roux.

Influencers y cohesión

Para la investigadora Juana Cabezas, de Indepaz, las disidencias «seducen» a los jóvenes con un «discurso material de joyas, dinero, mujeres, autos«, respaldados por la economía de la coca que «garantiza un ingreso fijo«.

Miembros del frente Carlos Patiño de la guerrilla disidente de las FARC patrullan en el Cañón de Micay, una zona montañosa y bastión del Estado Mayor Central (EMC) en el departamento del Cauca, suroeste de Colombia, el 25 de marzo de 2024. Al menos ocho miembros de un grupo rebelde armado han muerto desde que el ejército colombiano lanzara una ofensiva en el suroeste del país tras la suspensión parcial de la tregua, según informó un general el 27 de marzo. El gobierno colombiano dijo la semana pasada que suspendía su tregua con el EMC en tres departamentos diferentes de la costa del Pacífico, todos ellos importantes zonas productoras de cocaína, alegando la violencia, incluido un ataque contra un grupo indígena que dejó una mujer muerta.

Así la estética narco que impusieron Pablo Escobar y sus socios hace cuatro décadas se fusiona con algunos mensajes rebeldes, aludiendo a un modo singular de ascenso y de revancha social, en uno de los países más desiguales de América Latina.

Los contenidos presentan «un modo de vida donde el dinero, el trago y las mujeres son trofeos» y, al mismo tiempo, «se combina de manera muy curiosa con todo el imaginario fariano de la lucha de clases«, sostiene Roux.

La propaganda en redes sociales sirve como una «herramienta de reclutamiento«, pero además fomenta «la cohesión interna» de la guerrilla, dice el experto. Logra que personas desplegadas en frentes «separados geográficamente se sientan parte de una organización más grande«.

Un miembro del frente Carlos PatiÑo de la guerrilla disidente de las FARC patrulla junto a cultivos de coca en el Cañón de Micay, una zona montañosa y bastión del Estado Mayor Central (EMC) en el departamento del Cauca, suroeste de Colombia, el 24 de marzo de 2024. Al menos ocho miembros de un grupo rebelde armado han muerto desde que el ejército colombiano lanzara una ofensiva en el suroeste del país tras la suspensión parcial de la tregua, según informó un general el 27 de marzo. El gobierno colombiano dijo la semana pasada que suspendía su tregua con el EMC en tres departamentos diferentes de la costa del Pacífico, todos ellos importantes zonas productoras de cocaína, alegando la violencia, incluido un ataque contra un grupo indígena que dejó una mujer muerta.

Algunos perfiles conservan la apariencia institucional de las FARC-EP, pero cada vez más surgen cuentas de influencers uniformados y en armas, repletas de selfis.

Por: Agencia