La tensión volvió hoy a Burkina Faso tras el golpe de Estado militar de este viernes, el segundo cometido en este país en ocho meses, que recibió la condena de la Unión Africana (AU) y la Unión Europea (UE), entre otros actores internacionales.
Tras un inicio de jornada tranquilo, soldados dispararon este sábado tiros de advertencia en el centro de Uagadugú, la capital, y pidieron a los ciudadanos que abandonasen esa zona, donde sobrevolaron varios helicópteros militares a baja altura.
La confusión regresó a la ciudad un día después de que militares encabezados por el capitán del Ejército Ibrahim Traoré dieran un golpe de Estado y derrocaran al líder de la junta militar en el poder, teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, a quien acusaron de ser incapaz de atajar el terrorismo yihadista que sacude al país.
Ante los disparos de aviso de los militares, los comerciantes cerraron sus tiendas en el centro capitalino, donde algunas calles volvieron a bloquearse tras levantarse esta mañana las barreras colocadas por los soldados.
Un militar indicó a EFE que se reforzaron esas posiciones como precaución ante un posible despliegue de uniformados todavía leales a Damiba.
Un oficial del Estado Mayor del Ejército aseguró que el depuesto líder aún se encuentra en Uagadugú. Damiba «está bien, está en un lugar seguro y se halla bien resguardado», explicó esa fuente bajo anonimato.
Varios helicópteros fueron avistados en Kamboissin, distrito norteño periférico que alberga un campamento militar y efectivos de la fuerza antiterrorista Barkhane (liderada por Francia) volando hacia el centro de la ciudad.
En una comparecencia breve en la televisión estatal RTB, el subteniente Jean-Baptiste Kabré anunció que Damiba «se habría refugiado en la base francesa de Kamboinssin para planear una contraofensiva».
«Esto sigue a nuestro fuerte deseo de llegar a otros socios que estén listos para ayudarnos en nuestra lucha contra el terrorismo», indicó Kabré en nombre de Ibrahim Traoré, nuevo hombre fuerte del país.
En declaraciones a la emisora local Radio Omega, el propio Traoré señaló hoy que no capturaron ayer a Damiba porque no querían «derramar sangre». «Es triste que quiera que nos enfrentemos», agregó.
Antes, sin embargo, la Embajada de Francia había negado «cualquier implicación del Ejército francés» en los hechos, así como los rumores que apuntan a que las autoridades depuestas «han sido acogidas o están bajo la protección de los soldados franceses».
Francia tiene soldados en Burkina Faso como parte de la Operación Barkhane, que combate el terrorismo yihadista en el Sahel.
Un centenar de jóvenes se manifestaron en la carretera que conduce a Kamboinssin para «bloquear el camino al Ejército francés que quiere devolver a Damiba al poder», según pudo constatar EFE.
Medidas para evitar un baño de sangre
Ante la creciente tensión, el Movimiento SENS, fundado en 2020 por actores de la sociedad civil y políticos, instó a Damiba a tomar «medidas cabales para evitar derramamientos de sangre innecesarios».
Pese al apoyo de parte de la población al golpe, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), la UA y la UE condenaron la asonada, que pone en riesgo el proceso de transición política abierto tras el golpe de Estado del pasado 24 de enero.
La Cedeao consideró «inoportuno» el golpe porque «se han logrado avances gracias a la diplomacia» y sus esfuerzos «para un retorno metódico al orden constitucional a más tardar el 1 de julio de 2024».
El presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat, expresó su «profunda preocupación por el resurgimiento de cambios inconstitucionales de Gobierno en Burkina Faso».
El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell también pidió el «cumplimiento de los compromisos adquiridos» para «apoyar a Burkina Faso hacia el retorno al orden constitucional a más tardar el 1 de julio de 2024».
En un mensaje dirigido anoche a la nación, los golpistas acusaron a Damiba de incumplir el ideal del Movimiento Patriótico de Salvaguarda y Restauración (MPSR), nombre de la junta que tomó el poder en el golpe del 24 de enero.
«Todos estábamos impulsados por un único ideal, que es el restablecimiento de la seguridad e integridad de nuestro territorio. Lamentablemente, nuestro ideal inicial fue traicionado», por Damiba, afirmó el capitán Farouk Sorgho, quien leyó el comunicado.
Los golpistas anunciaron la suspensión de la Constitución y de la Carta de Transición, decretaron la disolución del Gobierno y la Asamblea Legislativa de Transición, así como un toque de queda de las 21:00 hora local (misma GMT) a las 05:00 hora local.
Ordenaron, además, el cierre de las fronteras nacionales y la suspensión de toda actividad política y de la sociedad civil.
Burkina Faso sufre frecuentes atentados yihadistas desde abril de 2015, cometidos por grupos ligados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico, cuyas acciones afectan especialmente al norte del país.
En noviembre de 2021, un ataque contra un puesto de la Gendarmería causó 53 muertos -49 gendarmes y cuatro civiles-, lo que generó un gran descontento social que se tradujo en fuertes protestas para exigir la dimisión del presidente burkinés, Roch Marc Christian Kaboré.
Unos meses después, el 24 de enero, los militares liderados por Damiba tomaron el poder en un golpe de Estado -el cuarto en África occidental desde agosto de 2020- y depusieron al presidente.
Por: Agencias / Foto: Cortesía