Naiguatá. Desde la época colonial, la festividad de San Juan Bautista se ha celebrado en Venezuela como una muestra de la riqueza cultural del país. A lo largo de los años, esta tradición se ha conservado y adaptado como propia en distintos pueblos, principalmente de los estados Aragua, Miranda, La Guaira y parte de Carabobo.
En Naiguatá, en La Guaira, la celebración de San Juan es especialmente vistosa y emotiva. Freddy Canónigo, tamborero de San Juan, tiene 60 años de edad y toda su vida dedicada a la devoción del santo, devoción que en su familia ha pasado de generación en generación, reseñó Crónica Uno.
En el preámbulo de la celebración, el señor Freddy, ataviado con una franela alusiva a la celebración, lo primero que hace es calentar el cuero de los tambores para templarlos y afinarlos para la jornada en la que le tocarán y bailarán a San Juan.
El poder curador
Josmar Carisco es una devota de San Juan Bautista de toda la vida y a tiempo completo, pues dice que vive al lado de la cruz en la plaza de Pueblo Arriba donde, asegura, nacen las tradiciones del pueblo.
Expresa que este año paga una promesa porque el santo le salvó la vida luego de que hace un año y medio le amputaran una pierna debido a una infección bacteriana por una fractura de tibia.
Cuenta que estaba en Perú cuando ocurrió la situación y que le pidió al santo que la regresara con bien a Venezuela. El día que retornó fue el de San Juan Bautista y asegura que al llegar al pueblo lo primero que vio fue la procesión del santo.
Asegura que este año pidió por el regreso de su hija, que se había quedado en Perú, y este favor se le concedió, por lo que su agradecimiento será para toda la vida hacia San Juan.
Josmar dice que este año no solo es para agradecer por los favores concedidos, sino también para pedir por la salud y la paz en el mundo.
Sincretismo cultural
La festividad empieza el 22 de junio con la puesta a tono del altar de San Juan Bautista. El 23 comienza el toque de los tambores que se prolonga por toda la noche hasta el 24, cuando se celebra una misa y una procesión por el pueblo.
Desde temprano se prepara el santo en la casa donde está guardado. Luego sobre la cabeza o brazos del que sea su guardián es llevado a la iglesia acompañado de devotos y seguidores.
Los habitantes del pueblo se suman a la festividad ofreciendo licores, caramelos y agua para que el santo entre a sus casas durante la procesión.
La celebración de San Juan en Naiguatá es una muestra de la riqueza cultural de Venezuela y de la capacidad de sus habitantes para mantener vivas sus tradiciones y adaptarlas a los nuevos tiempos.
Esta festividad es una invitación abierta a todos los venezolanos y turistas que deseen participar en una fiesta llena de color, música y alegría.
Por Agencia