Dos cohetes dañaron la madrugada del domingo la pista del aeropuerto de Kandahar, provocando la interrupción de todos los vuelos con esta gran ciudad del sur de Afganistán, una de las tres capitales asediadas por los talibanes desde hace días.
Los insurgentes también se acercaron a los límites de Herat, gran ciudad del oeste escenario de combates por cuarto día consecutivo, y se internaron en Lashkar Gah, capital de la provincia de Helmand, vecina de Kandahar.
Sobre las 01H00 “de la pasada noche, tres cohetes fueron lanzados contra el aeropuerto y dos dañaron la pista”, dijo a la AFP el director del aeropuerto de Kandahar, Masud Pashtun.
“Por esta razón todos los vuelos desde y con destino al aeropuerto han sido cancelados”, explicó, indicando que se estaba trabajando para arreglar la pista.
El recinto aeroportuario de Kandahar, con una base aérea militar, es esencial para el aprovisionamiento de las tropas afganas, que luchan desde hace semanas con los insurgentes en las afueras de esta ciudad de 650.000 habitantes.
En Herat, las milicias antitalibanes de Ismail Khan, un poderoso señor de la guerra local, tratan de frenar la progresión de los insurgentes a 7 km al oeste de la ciudad, según un corresponsal de AFP.
En el sur de esta ciudad, los talibanes se hicieron con el puente Pul Malan y disputan a las fuerzas afganas el puente de Pastun Pol, situado en la ruta que conecta con el aeropuerto de Herat.
El ministerio afgano de Defensa anunció la llegada de centenas de soldados de las fuerzas especiales a esa ciudad “para intensificar las operaciones ofensivas y aniquilar a los talibanes”.
Kandahar y Herat, claves
Desde mayo, aprovechando la ya casi terminada retirada de las fuerzas internacionales del país, los talibanes lanzaron una ofensiva con la que se han apoderado de amplios territorios rurales.
Las fuerzas gubernamentales opusieron poca resistencia y controlan apenas los grandes ejes de comunicación y las capitales provinciales, algunas de ellas rodeadas por los insurgentes.
En las últimas semanas, los talibanes llegaron a las afueras de Kandahar, cuna del movimiento islamista y la segunda ciudad más poblada después de Kabul.
Los talibanes hicieron de esta ciudad el epicentro de su régimen cuando gobernaron Afganistán (1996-2001), imponiendo una versión ultrarrigorista de la ley islámica.
Una hipotética caída de Kandahar o de Herat, tercera ciudad afgana con 600.000 habitantes, sería un desastre para las autoridades afganas y la mermada moral de sus tropas, aumentando las dudas sobre la capacidad de Kabul para frenar a sus enemigos.
Los talibanes han conquistado varios distritos de la provincia de Herat, así como dos pasos fronterizos en la región, el de Islam Qala, principal paso con Irán, y el de Torghundi con Turkmenistán.
Durante los combates del viernes en esta ciudad, resultó atacada por cohetes y armas de fuego la oficina de la Misión de la ONU en Afganistán (UNAMA), que pidió a los talibanes investigar los hechos.
“Los autores de este ataque que mató a un guarda afgano deben rendir cuentas”, dijo Unama, denunciando “nuevas violencias el sábado en su base de Herat”.
Una “ciudad muerta”
Repelidos una primera vez el sábado en Lashkar Gah, los talibanes volvieron a la carga este domingo y consiguieron penetrar en esta ciudad de 200.000 habitantes.
“Hay combates en el interior de la ciudad y hemos pedido el despliegue de fuerzas especiales”, declaró a la AFP Ataullah Afghan, jefe del consejo provincial de Helmand.
Ambos bandos “luchan calle por calle”, declaró el domingo Badshah Khan, habitante de la ciudad, indicando que los insurgentes se hicieron con numerosos edificios administrativos.
Este vecino habló de “una ciudad muerta”, con calles repletas de cadáveres.
El sábado por la tarde, la oenegé italiana Emergency indicó que su hospital en esta ciudad estaba lleno debido a los combates.
“Mis niños y yo no hemos dormido esta noche. La ciudad está en un estado deplorable. No sé qué va a pasar”, dijo a la AFP Halim Karimi, también residente en Lashkar Gah.
Por: Agencia