Los expertos del Instituto Forense de Tailandia identificaron este miércoles los 23 fallecidos, entre ellos 20 escolares, por el incendio la víspera de un autobús a las afueras de Bangkok, y entregaron los restos mortales a sus familias.
Los parientes de las víctimas, niños y profesores que viajaban a la capital para una excursión, acudieron esta mañana al centro forense para proporcionar muestras de ADN que ayudaran en el proceso de identificación, reseñó EFE.
Los familiares fueron trasladados en furgonetas desde la provincia de Uthai Thani, unos 250 kilómetros al norte de Bangkok y donde los menores estudiaban en el colegio público Wat Khao Phraya Sangkharam, que acoge a niños desde la guardería hasta los 15 años, según pudo observar EFE/EPA.
El subcomisario de la Real Policía Tailandesa, Korchai Klaiklueng, confirmó hoy que el número de muertos asciende a 23 (20 escolares y tres profesores), aunque todavía no han informado sobre las edades de las víctimas, informa el canal público Thai PBS.
Tras concluir la identificación, los trabajadores del instituto se colocaron en fila mientras los vehículos que portaban los cadáveres salían uno a uno del edificio en dirección a Uthai Thani, a donde llegaron a últimas horas de la tarde para proceder al inicio de los ritos funerarios.
El accidente del autobús, donde viajaban 38 colegiales y seis profesores, tuvo lugar poco después del mediodía del martes en la autovía Vibhavadi Rangsit, que atraviesa Bangkok.
La llamas se propagaron rápidamente por el vehículo y atraparon en su interior a más de la mitad de los pasajeros. El conductor, quien se entregó anoche tras darse a la fuga inicialmente, fue acusado de cuatro delitos, incluidos conducción imprudente con resultado mortal y abandonar el lugar del accidente sin brindar ayuda, recoge Thai PBS.
Durante el interrogatorio policial, el conductor, quien permanece detenido, declaró que conducía a una velocidad de entre 70 u 80 kilómetros por hora cuando perdió el control del autobús al pasar por un bache, que a su vez provocó que se reventara una rueda, lo que ocasionó un choque lateral que precedió al incendio.
Sin embargo, el director interino de la Policía, Kittirat Panpetch, declaró esta tarde a los medios que no han encontrado pruebas sobre la explosión de la rueda, y apuntan que el autobús tenía instaladas sin permiso varios tanques de gas natural comprimido, que usaba como combustible.
A raíz del accidente, el ministerio tailandés de Transporte ordenó la inspección de unos 13.400 autobuses equipados con tanques de gas natural comprimido, habituales en muchos vehículos públicos y privados del país al ser más barato que la gasolina.
La Policía investiga además por qué 19 de los pasajeros del autobús lograron escapar y otros no, ante sospechas de que la puerta pudo haber quedado bloqueada tras el incendio.
Entre los supervivientes al menos dos menores, niñas de entre 7 y 9 años, son tratadas de graves quemaduras en el 20-30% de su cuerpo y se encuentran todavía en la unidad de cuidados intensivos, apuntó en un comunicado el hospital de la Universidad de Thammasat.
Tailandia tiene uno de los mayores niveles de mortalidad del mundo en sus carreteras, con unas 20.000 muertes y alrededor de un millón de heridos al año por accidentes de tráfico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por Agencia