Faenas informales, el sustento del trabajador público en Venezuela
Pedro Martínez trabaja de noche como camillero en un hospital de Caracas y de día vende galletas en un bulevar de la capital. A sus 56 años tiene que pluriemplearse porque su salario de 29 dólares como empleado público no le alcanza, como a millones de trabajadores venezolanos.
Sentado en una silla de plástico en el dinámico y popular bulevar, Martínez ofrece también otros productos, como caramelos, condimentos, jabón y máquinas de afeitar, con cuyas ventas puede llegar a hacer hasta 30 dólares en una semana, el salario mínimo que paga el Estado en un mes.
"Desde hace cinco años para acá, he tenido que salir a la calle a trabajar en la buhonería porque el sueldo que ganamos, el salario, como lo quieran llamar, no nos alcanza para cubrir nuestras necesidades diarias, menos semanales o m...