Tiburones gana el segundo de la final en un juego atropellado
El primer juego de la Gran Final entre Tiburones y Cardenales fue sereno: pocos hits, pocas carreras y un rápido desenlace. Demasiada tranquilidad. La respuesta natural del beisbol al presentarse casos como ese es reescribir la historia con un tono completamente opuesto. El adagio no falló. Aunque, quizá, en esta oportunidad se fue a un indeseado extremo.
Un jonrón de dos carreras de Maikel García en la octava entrada rompió la paridad en la pizarra 8-8 y le dio una ventaja a La Guaira que nunca más perdió por el resto del compromiso, encendiendo no sólo un racimo de cuatro anotaciones, sino también una tángana que escaló a estratosféricos niveles y mantuvo detenido el encuentro alrededor de media hora.
Una vez regresó la tensa serenidad, el cardumen completó su rocambolesco triunfo ...