Cruzar la selva del Darién es «riesgoso pero necesario», dicen migrantes rumbo a EEUU
Al atravesar el río Tuquesa, el migrante venezolano Marcel Maldonado rompió en lágrimas tras haber cruzado caminando con una pierna ortopédica la inhóspita selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá.
En una ribera del río se encuentra Bajo Chiquito, la primera aldea panameña a la que están llegando cada día en cantidades récord unos 3.000 migrantes en busca del sueño americano, en su mayoría venezolanos, muchos acompañados de niños.
El calor es sofocante en este poblado de 490 habitantes repleto de migrantes que después de una dura caminata por la selva durante tres, cinco o más días, consiguen por fin comida caliente y un lugar seguro para dormir, aunque a la intemperie.
Es que aparte de los obstáculos naturales de la selva, como ríos y acantilados, operan bandas cr...