Niños toreros, el relevo de una tradición que se niega a morir en Venezuela
César Paredes, de nueve años, entra al ruedo vestido impecable con su traje campero y un capote doblado en la mano, bajo la ovación del público de una plaza de toros en Venezuela. Sueña convertirse en un gran matador.
Estudia para ser torero en una pequeña escuela en Mérida, ciudad de los Andes venezolanos donde aún prevalece la tradición de la tauromaquia pese a la protesta de activistas por abolirla y los obstáculos que pone la justicia a festividades, reseñó EFE.
“Quiero salir por la puerta grande siendo un gran torero”, repite César una y otra vez.
Creció en una familia muy aficionada a los toros. Su hermano ya es banderillero, todo conducido por la madre, fanática de la fiesta brava.
Mérida ha tomado desde hace décadas las corridas de toros como insignia de sus carnavales,...